por Sebastián Herrera
Los tiempos son de los jóvenes, de las comunidades, de la visibilización de actores que trabajan por escenas y si bien hoy, gracias al despertar social, esto es cada vez más evidente, existen artistas, productores, músicos y djs, que portan estas ideas desde su ADN, hay una conciencia sobre lo que significan los soportes, internet y las tecnologías de grabación, los medios y la difusión, se construye en función a tiempos más veloces, perecederos, que implican rapidez, adaptación, hibridez y eso es precisamente lo que está construyendo la escena electrónica.
El sello nacional Caustic Collective es una clara muestra de esto. Dirigido por Ochi, Escobar Gallardo y Cristóbal Jiménez han creado su propio territorio y comunidades. Ahí han logrado articular no solo un sonido, sino también nuevas formas de concebir el quehacer artístico. Radicalizando la experiencia que los precede, pues en solo un año han logrado dar vida y continuidad a la innovación, experimentación y la idea de riesgo, aportando singles, EPs y albums, que podrían ser una suerte de primeros vestigios de una nueva ola de músicos electrónicos, quienes desde el desprejuicio, radicalidad, plasticidad y apertura, han conseguido armar su propio hábitat, donde la música y sus posibles experimentaciones se transforman en el centro del discurso.
Con su reciente compilado Caustics vs People, la manada electrónica transita paisajes sonoros que van desde el acid, techno, dub, pop e incluso ambient, los beat pueden variar, al igual que las velocidades por minuto, en una clara muestra de la posición desde la que toman la música: rizomática y disociadas de cánones que apelen al beneplácito de la industria. Al contrario, el compilado es una alegoría a la resistencia, demanda y confirmación de que existen artistas que aún apuestan por géneros híbridos, sin clasificación, donde las firmas, nombres u autorías tampoco importan, pues parecieran moverse como animales-manadas-cuerpos-interconectados que degüellan los modos de concebir el sonido de una época, para establecer nuevas formas de escena o movimientos que entienden que no es posible estableces límites o cortapisas, al contrario es necesario la obligatoriedad de tomar la libertad más absoluta y abyecta.
A un año de su nacimiento, Caustics lanza este compilado, como una forma de poder manifestar la resistencia y persistencia que se traducen en estos catorce tracks, en los que se pueden descubrir trabajos de Kamila Govorcín, Ochi, René Roco, Delia, Escobar Gallardo y Gemelo Malvado; claros ejemplos de que el quehacer creativo y la construcción de un hábitat implica solo una cosa: apostar por el todo o nada.
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