Si has tenido algún acercamiento con el país asiático sabrás perfectamente de lo que se trata. La saliva y escupitajos son parte no solo de las calles, sino que también de las paredes de gran parte de los edificios en India. A veces es simple y abundante, a veces está teñida de color rojo sangre, por masticar nuez de betel mezclada con tabaco.


A principios de este año, Raja y Priti Narasimhan iniciaron un viaje por carretera el país armados con un mensaje: dejen de escupir en público. La pareja llevaba un altavoz y gritaba su mensaje desde el interior de un automóvil cubierto de consignas contra los escupitajos mientras recorrían distintas ciudades.

Las reacciones a la lucha de esta pareja han variado con el tiempo, desde la indiferencia hasta la ira. Raja recuerda a un hombre que le preguntó: “¿Cuál es tu problema? ¿Es propiedad de tu padre?”. Sin embargo, con la pandemia las cosas han cambiado, aseguran ambos, que incluso han recibido disculpas por parte de los escupidores.

La batalla de India contra los escupitajos en sus calles siempre ha tenido pocos adeptos. En la ciudad de Pune, para frenar esta práctica, crearon el escuadrón antiescupitajos (PMC, por sus siglas en inglés) y con ello lograron tomar medidas contra 11 personas, que con un trapo tuvieron que limpiar su saliva llena de gutka (un preparado a base de nuez de betel partida, tabaco y otros ingredientes) del piso.

Además, este hábito que busca erradicar la familia Narasimhan, es una práctica abrumadoramente masculina. Los hombres indios se sienten cómodos con sus cuerpos, dice el columnista Santosh Desai, “y con todo lo que sale del cuerpo”, quién también agrega que la población del lugar tiene una facilidad inconsciente de hacer sus necesidades en público. “La idea de contenerse, aquí no existe realmente”, declara.

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La llegada del Coronavirus puso activó las alarmas en las autoridades sanitarias, por lo que se decidió penalizar a quienes escupieran con multas más elevadas e incluso penas de cárcel, todo ello en virtud de la Ley de Gestión de Desastres.

Incluso el primer ministro, Narendra Modi, aconsejó a sus compatriotas que no llevaran a cabo esta práctica en lugares públicos, en contraste con lo dicho en 2016, por el ministro de Salud de la India, quién declaró sin tapujo alguno: “India es un país que escupe. Escupimos cuando estamos aburridos; escupimos cuando estamos cansados; escupimos cuando estamos furiosos o escupimos porque sí. Escupimos en cualquier lugar y en todas partes y escupimos en todo momento y a horas raras”.

Pese a que los niveles se han moderado debido a la pandemia, los resultados no son los esperados, es por eso que el trabajo de los Narasimhan sigue en pie y más activo que nunca.

“Está bien si estamos perdiendo el tiempo, lo intentaremos. Si podemos crear un cambio de actitud incluso en el 2% de las personas, entonces habremos hecho una diferencia”, sentencia Raja Narasimhan.