Cambia todo.
Probablemente te pasaste toda tu vida pensando que fuiste el espermatozoide más rápido que otros millones que estaban en competencia para fertilizar los óvulos de tu madre. No.
Un estudio reciente del Dr. Joseph H. Nadeau logró demostrar que es el óvulo quien selecciona el espermatozoide. El especialista es claro en afirmar que esta “carrera” está comprada, que el ganador ya está definido, que el óvulo es quien prohíbe la entrada y quien deja pasar al que se le dé la gana. A esto se le conoce como: Fertilización genéticamente sesgada.
Noción común
Se cree que el esperma siempre ha sido el agente activo que compite con el óvulo pasivo y quieto. Desde pequeños nos han dicho que el esperma tiene una especie de poder para lograr la fertilización; y que el óvulo tiene casi un aporte mínimo o nulo. Además se nos ha dicho que el espermatozoide más rápido gana y es fecundado.
“El huevo se ve como grande y pasivo”, explicó la antropóloga Emily Martin. “No se mueve ni se desplaza, pero pasivamente ‘se transporta’ … a lo largo de la trompa de Falopio”. “En total contraste, los espermatozoides son pequeños, ‘aerodinámicos’ e invariablemente activos”.
A principios del 2000, las científicas se empezaron a preguntar si estaban prestando demasiada atención a los aspectos masculinos de los procesos de fertilización, y que mientras pensaban que los óvulos no hacían nada.
En 2013, Matthew Gage, de la Universidad de East Anglia, decidió echar un vistazo más de cerca.
Gage hizo estudios con huevos de peces hembras, como salmón y trucha. Descubrió que en su fluido ovárico tenían señales químicas que atraen a las mismas especies de peces.
Gage colocó los huevos cerca de peces de ambas especies, y el esperma de los machos fertilizó los huevos de su misma especie en más del 70% de las veces.
De esta manera demostró que los óvulos son selectivos sobre con quién se reproducen.
La Nueva Noción
El óvulo es un jugador activo y a la par de en los procesos de reproducción.
La ley Mendel de segregación potencia a los científicos para predecir probabilidades en ciertas combinaciones de la genética y la descendencia. “Es una de las reglas más ampliamente aplicables en biología”, dijo Nadeau. Pero esta ley se aplica sólo cuando es aleatoria.
“Las mujeres fueron vistas como objetos pasivos sin opción, pero las mujeres tendrán un gran interés en el resultado de la fertilización”, dijo Renee Firman, bióloga evolutiva.
“Todavía tenemos un largo camino por recorrer para comprender este proceso, pero no creo que realmente apreciemos lo común que es esto y con qué frecuencia sucede”.
A partir de unos experimentos, realizados en ratones, se puede demostrar su teoría. Al principio, añadió un gen normal y uno mutante de cáncer en las ratas hembras, y en los ratones machos todos conservaban sus genes normales.
El primer experimento responde a las leyes de Mendel, las que dicen que cada padre tiene dos copias de cada gen y que la fertilización se hace de manera aleatoria.
El segundo se práctico de manera inversa, y se demostró que sólo un 27% de los ratones tenían el gen mutante. ¿Qué quiere decir esto? Que la fertilización no se hace manera aleatoria ni como resultado de una carrera, sino que se hace a través de un proceso de selección de los espermatozoides por parte del óvulo. Es un casting con un sólo ganador. El óvulo hace lo que quiere.
El óvulo tiene mucho más poder en los procesos reproductivos, ya que tienen la completa capacidad de discriminar selectivamente cierto tipo de esperma.
“La anatomía reproductiva femenina es más críptica y difícil de estudiar, pero hay un creciente reconocimiento del papel femenino en la fertilización”, dijo la bióloga evolutiva Mollie Manier.