Noa Pothoven pedía morir desde hace años y cuando cumplió 17 su deceso se hizo efectivo. Pothoven murió acompañada de sus padres y el personal médico correspondiente pero no fue producto de la eutanasia que pidió durante años pero le negaron, sino de que simplemente dejó de comer y murió de inanición.
En Holanda la eutanasia es legal pero Noa no estaba enferma de alguna afección terminal, sí de una depresión crónica que le impedía seguir adelante.
“Estoy exhausta tras años de lucha y he dejado de comer y beber. Después de muchas discusiones y análisis de mi situación, se ha decidido dejarme ir porque mi dolor es insoportable”, escribió en Instagram. Antes de dejarse morir, escribió un libro autobiográfico contando su historia.
Muchos estudiosos consideraban que la joven no tenía la edad suficiente para tomar esta determinación y deseaban que cumpliera la mayoría de edad para ver una evolución en su salud mental, pero Noa fue intransigente y relató en un libro lo doloroso que era para ella continuar con vida luego de todo lo que había sufrido.
Su libro autobiográfico, Winnen of Leren, relató cómo fue abusada sexualmente por su primo a los 11 años; luego a los 12 y finalmente, violada y golpeada por dos hombres en un callejón. Tenía 14 años en esta oportunidad.
Los sucesos provocaron en ella una depresión que llevó a varios intentos de suicidio, además de una insuperable anorexia. Noa explicó su necesidad de morir de forma tranquila, sin dolor, para así terminar de revivir los sucesos que la atormentaban a cada hora.
“Estuve deliberando por un tiempo si debía o no compartir esto, pero decidí hacerlo de todos modos. Tal vez esto sea una sorpresa para algunos, pero mi plan ha estado allí durante mucho tiempo y no es impulsivo” sostuvo.
“El amor es dejar ir, en este caso” agregó a forma de despedida cuando las autoridades accedieron a su petitorio.
La eutanasia en el mundo
Los expertos sostienen que el derecho a morir de manera digna frente a una enfermedad terminal -o en este caso, psiquiátrica- se encuentra dentro de la Constitución de derechos humanos como un resquicio. Las naciones que se oponen o el suicidio asistido, son aquellas con una fuerte idiosincrasia religiosa que subrayan la vida como un regalo de un ser omnipresente.
Pero la opinión de los expertos difiere de ello, sosteniendo que “la existencia no es un don o un regalo, sino un hecho o dato fruto de la evolución. Hemos llegado al Homo sapiens, por el momento, desde las bacterias, las arqueas y los eucariotas. Lo olvidamos con frecuencia y pensamos, explícita o implícitamente, que provenimos de lo alto, o bien que crecemos desde abajo diseñados de modo inteligente. La existencia, constitutivamente y en principio, no es como un segmento con inicio y fin, ni un segmento que no tiene fin como en las religiones que incluyen la inmortalidad, ni un círculo como en la rueda de las reencarnaciones de la sabiduría hindú”.
Bajo este estatuto, la eutanasia debiese ser una opción viable, profesional, regulada y donde el paciente la invoque bajo plena conciencia.
Pese a esto, sólo 6 países la permiten: Holanda, Bélgica, Suiza, Estados Unidos, Luxemburgo y Colombia (el único país Sudamericano).
La eutanasia en Chile
En nuestro país, existe cierto tipo de eutanasia que es legal del 2012, y se trata de la eutanasia pasiva. Esta se refiere a cuando un paciente terminal decide no seguir su tratamiento médico, es decir, si te quedan tres meses de vida, allá tú si quieres seguir o no con el tratamiento. Sin embargo, esta decisión implica que la persona afectada muchas veces no pueda recibir tratamientos paliativos para alivianar su dolor.
Pero desde el año 2014 se discute en el congreso las tres causales de la eutanasia activa, aquella donde se proporciona intervención médica para termina con la vida del paciente de una forma indolora. Este método es el que describimos respecto a los 6 países mencionados con anterioridad.
El año 2019, Vlado Mirosevic, quien presentó el proyecto, afirmó que se encontraba complacido respecto a los avances de estas tres causales. Sin embargo, el caso de Noa abre un nuevo debate en el que se deberían contemplar o no las enfermedades de salud mental respecto a esta decisión.
Aunque en Chile para llegar a eso tendremos que esperar bastante.