Cuarenta y un meses han pasado desde que la joven japonesa de 21 años desapareció en Francia. Su familia, ha buscado incansablemente que se haga justicia, pero con un sólo sospechoso entre manos: Nicolás Zepeda, su exnovio chileno de 29 años.
Su madre y hermanas le enviaron a principio de año un compilado de tres cartas a la Embajada de Japón en Chile bajo el titulo “Los sentimientos de la familia”. El cónsul Daisuke Nakatani derivó la misiva al Ministerio Público para los alegatos que comenzaban en marzo en la Corte Suprema, en representación de Francia, para una posible extradición de Nicolás a ese país.
Los descargos de esa vez -que fueron más bien una suplica- hoy se convierten en realidad. El Estado francés afirma que el crimen fue premeditado y que Zepeda habría asfixiado a su exnovia. La Corte Suprema de Chile confirma su extradición a Francia.
Culpable
Todo indica, de hecho, que él habría viajado con esa intención. Narumi Kurosaki y Nicolás Zepeda estuvieron juntos más o menos un año, pero luego terminaron y ella comenzó una relación con un estudiante francés. Esto habría motivado al chileno a viajar desde Chile hasta Europa para cometer el feminicidio, indica la investigación.
Las conclusiones del reporte se dieron a conocer en diciembre del año pasado. El director de la Unidad de Cooperación Internacional y Extradición de Fiscalía, Antonio Segovia, en representación de Francia, resumió que el joven viajó a Europa “con la finalidad de dar muerte a la señorita Narumi Kurosaki”.
Explicó: “Estamos convencidos con los antecedentes que ha aportado el Estado requirente, en este caso la República Francesa. Hay pruebas suficientes para entender que hay elementos para acreditar la participación de Nicolás Zepeda en la muerte de Narumi Kurosaki y por lo tanto procede el pedido de extradición”.
Los hechos
Las pruebas indican que poco antes de la desaparición de Narumi, el 5 de diciembre de 2016, Zepeda compró material inflamable, la siguió varios días y la noche del crimen la invitó a comer. Luego fueron juntos hasta la vivienda estudiantil en Besançon, donde ella residía. En ese lugar la habría asfixiado y posteriormente habría escondido su cuerpo, el cual sigue sin ser encontrado.
El joven chileno había amenazado a Kurosaki previamente a través de un vídeo publicado en Internet. Hace un tiempo, admitió que estuvo en la habitación de ella la noche que desapareció, pero negó haberla asesinado.