Hoy el Ministerio de Salud de Chile informó que el 14 de abril se liberan los permisos para no ocupar mascarilla en exteriores en determinadas fases del nuevo plan Paso a Paso. Hablamos con Dennisse Brito, académica de la Facultad de Salud y Odontología de la UDP, para abordar cuál sería la efectividad de esta medida y las posibles consecuencias que podría traer.
En el reporte entregado por el Ministerio de Salud de Chile esta mañana sobre la situación actual de la pandemia de Covid-19, se dio a conocer que desde el 14 de abril en adelante, ya no será obligatorio el uso de mascarilla en espacios abiertos en dos de las tres fases del nuevo plan Paso a Paso presentado en la misma instancia.
Esta era una medida que ya se había tomado en diversos países del mundo y que desde hace semanas se había convertido en una petición al nuevo gobierno masificada por usuarios de redes sociales. Según explicó la ministra de Salud, Begoña Yarza, tomaron esta decisión en base a que “la confianza es el activo de salud pública para una comunicación de riesgo más afectiva”.
De esta forma, y tras dos años con esta imposición sanitaria, no será necesario que cubramos nuestra nariz y boca cuando estemos en exteriores.
Pero surgen dudas: ¿Cuál es la efectividad de esta medida? ¿Podrían subir los casos? ¿Es prudente la medida ad portas de que comience el invierno? ¿Deben cambiar los protocolos en recintos estudiantiles?
La académica de la Facultad de Salud y Odontología de la Universidad Diego Portales, Dennisse Brito, cree que, si bien “es riesgosa, es muy difícil hoy día saber si esta es la medida más correcta”, por lo que deberá analizarse con el tiempo. Además, piensa que hay diferentes puntos de vista para analizar la decisión tomada por la autoridad sanitaria.
“Si uno lo piensa desde la lógica, efectivamente uno podría decir sí, el riesgo de enfermarse en un espacio abierto donde las personas no están cerca es bajo y casi nulo”, explica, pero matiza con lo que pueden transmitir este tipo de decisiones. “Pasa hoy día que cuando flexibilizamos las normas se puede producir otro efecto: que las personas se relajen y dejen de usarla en todos los espacios”.
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Y para ella, hay casos en que sí se debería seguir ocupando. Por ejemplo, cuando alguien empieza con “algún síntoma respiratorio -independiente de cual sea- como dolor de cabeza, de garganta, o congestión nasal (…) debería haber una responsabilidad de proteger al grupo social y usar mascarilla. Eso debiera ser parte de la realidad, y creo que aún nos falta como sociedad tener un pensamiento así de la salud pública. Es decir, no pensar solo en mí, sino que en el colectivo. Y ahí nos falta mucho reforzar desde el gobierno, la prensa, los académicos”.
Además, estableció diferencias en los contextos de los espacios abiertos. “Es muy distinto donde tú compartes el espacio abierto con miles de personas, a un parque, que estoy aquí y diez metros más allá hay otras personas. Por ejemplo, en un concierto, yo no estoy de acuerdo. Aunque estén en espacios abiertos debieran estar con mascarillas, porque si tu vas a estar a menos de un metro con otra persona que está tosiendo y vamos a estar tres horas juntas, nos vamos a contagiar igual”, señala Brito, que también es fundadora de la Sociedad Científica de Enfermería Familiar y Comunitaria de Chile (SOCHIENFA).
Invierno y factores extra
En horas previas al anuncio del Ejecutivo, los especialistas ya debatían sobre la efectividad de la medida y las posibles consecuencias que se darían quitando esta obligación en determinados escenarios. Uno de los factores que se esgrimía, era el timing con que se toma la decisión, relegando que estamos a meses de que comience el invierno y con ello, la proliferación de la circulación de otros virus, fuera del Covid-19.
Dennisse Brito dice que “tenemos que ser flexibles a cambiar las medidas si es que esto no funciona bien”. Es decir, que por la existencia de múltiples elementos que inciden en las restricciones pandémicas, algunas medidas podrían “ir y venir”.
“Es importante mirar qué ha pasado en el mundo con esta medida que tomaron antes que nosotros”, explica, y señala que en casos como Europa, China y Estados Unidos, se observó un aumento de casos, pero sería complicado atribuir ese repunte a solo un factor. Esto porque también las restricciones, la comunicación de riesgo y los porcentajes de vacunación también pueden incidir en las estadísticas de contagios.
“Por otro lado, está la salud mental y se entiende que el tema de la mascarilla ha afectado mucho. Somos seres sociales que necesitamos interactuar con otros, y es muy relevante la comunicación no verbal. Entonces es complejo hoy día andar con mascarilla para los jóvenes en etapa escolar que están en plena formación social”, continúa la académica.
Para ella no existe una única respuesta, ya que es una problemática social que incluye juicios culturales, de creencias y también del crecimiento de las personas, como niños o universitarios. “Quizás vamos a tener que ir haciendo ese juego, de que las medidas pueden ir, pero también volver. Porque seguimos en la pandemia y todos los días siguen falleciendo personas”, sentencia.