Después de una amable conversación, con Max culminada con un sincero “ponte a escribir pos infeliz”, decidí voluntariamente que era momento de volver a hacer de forma constante.
Para eso decidí tomar algún evento, obvio por lo demás, y desmenuzarlo en algo entretenido. Tomar a algunas bandas que me interesen y llevarlas a algún análisis más allá de la música.

Por supuesto el evento es Lollapalooza: sí ese mega festival que para poder escapar al dominio de Coachella, en una buena medida, decidió abarcar a un público que también merece escuchar buena música, esto es a los viejos y queridos sudacas como nosotros.

Pero volvamos al tema, y partamos directo con el plato fuerte de las veladas: los Foo Fighters.
Quiero partir asumiendo que me gustan los Foo Fighters y, aunque suene a pedantería, me gustan desde el primer disco… me lo compré en cassette y terminó por morir en el walkman. Me gusta porque en esa época tenía una banda de cóvers con unos amigos más viejos que gustaban de Nirvana, y que cuando murió el bueno de Kurt, el paso lógico eran los Foo Fighters. Por mi parte me atrajo la idea, porque en sus inicios ¾ del grupo eran ex–Sunny Day Real Estate, incluso uno sigue hasta el día de hoy.

Les he seguido su carrera, y no quisiera destacar desde el punto de vista musical su legado (para ello existen críticos mucho mejor preparados que yo, que lo hacen de forma más adornada y con fundamentos, tal vez, más profundos), sino que traer a colación algo que me llama la atención profundamente: el hecho que pese de ser conocidos o mainstream, nadie niega que son una banda de rock de tomo y lomo, ni mucho menos nadie los ningunea por dicho estatus.

Yo soy de esa generación en que te podía gustar un artista, pero si ese artista se hacía famoso y te gustaba, pasabas de ser un weón bacán a ser un posero.

sí esa generación de mierda que catalogaba todo según si era conocido y que pensaba que, como diría Lagwagon, “el talento es exclusivo para las bandas sin paga”. Eso es una basura, es un concepto errado, de mierda y absolutamente alejado de lo importante: la música.

Ahora bien, si echamos un poco el reloj para atrás, antes era normal que una buena banda, reconocidamente rockera, sicodélica, etc., fuera conocida: pensemos en Led Zeppelin, Pink Floyd, y tantas otras que, aparte de hacer música inolvidable, eran conocidos y además eran fenómenos de venta. Claro, siempre existieron las excepciones como Can (probablemente una de las bandas más influénciales en la historia del rock sicodélico) que fueron olvidadas, pero en general en esa época, el ser conocido no era un pecado.

Can en vivo por alla en el año 1972

No se a que culpar en este cambio de “paradigma”, pero tal vez ese rock mega expuesto, y a la vez muy alejado del verdadero rock por amor, me refiero al de los 80s, tuvo la culpa, pero no quiero entrar en eso porque creo que es parte de un análisis mucho mayor.

Así los 90s fueron la cuna de muchas bandas que necesitaron el sacrificio de un mártir para hacerse conocidas de forma masiva. Siempre fueron reconocidas como buenas bandas, pero la masividad vino por situaciones externas (estoy pensando en el rock de Seattle de aquella época). Y aún así, creo que bandas como Pearl Jam o Soundgarden, o el mismo Nirvana, tuvieron una muchísima menor exposición a los medios (en periodo muy prolongado de años) que Foo Fighters. Eso amigos míos, es el gran logro de Dave Grohl, esto es, des-demonizar el mundo mainstream, y que sea algo natural para la música. Es decir, el hecho de estar en ese mundo, no te desacredita como artista ni te hace un vendido ni nada. Son exageraciones de otras generaciones.

Así mismo, grabar en estudios de punta tampoco es malo, aunque no la única opción (sino recordar las palabras de Grohl cuando recibió una de las estatuillas de los Grammys), pero decir, aunque lo haya dicho un maestro como Dylan, que el buen sonido del rock murió con la grabación por pistas, son errores de juicio, basados en ideas vetustas de lo que el rock, supuestamente, debe ser.
Yo por mi parte, me reconozco un fan de Foo Fighters, los espero con ansias y ese día estaré como cabro chico con juguete nuevo… encantado.