Una forma para ver Orange is the new black es tener una amiga que lo está pasando mal y de la nada, sin querer, empezar a  hablar de la serie y terminar inexplicablemente sacando cosas en limpio.

Mi  amiga con la que  me puse a conversar de la serie de Netflix  es  periodista. Hace algún tiempo le  vino una depresión, perdió su trabajo, volvió a vivir en la casa de sus papás y ahora pasa los días empastillada y sin tener muy claro para donde va la micro.

Ese dia hablábamos de las buenas críticas que ha tenido la serie. Yo le decía que  las criticas o reseñas  que mas me gustaba leer  no eran tanto las que estaban llenas de trivia o info que se pueden sacar de Wikipedia, sino que disfrutaba mas las que relacionaban la ficción con historias personales, porque la ficción, por muy fantástica que sea, siempre está sacada de la vida, de personas que se mueven por motivaciones mas o menos parecidas a las nuestras y  que ahí estaba la gracia.

Mi amiga vio Orange is the New Black en tiempo record. Alucinó con los 13 primeros capítulos de la primera temporada. Amó y odió al personaje de Piper Chapman, la rubia algo cuica que tiene que pasar 15 meses en la cárcel y separarse de  su pololo escritor.

Mientras hablamos de esta  comedia negra, me acordé de cuando nos conocimos y ella estaba realmente bien. Yo la tenia que entrevistar para una revista (de papel couché como decimos los siúticos) por un documental donde ella fue una de las directoras y que dieron en el  Inedit.

En esa época irradiaba esa seguridad que adquiere la gente cuando va cumpliendo objetivos, igual que en un video juego: pasar etapas  te entrega vidas extra y eso te da confianza para enfrentar todo lo que viene con mayor convicción. Y como es lógico, cuando se pierde, pasa lo contrario.

 

Ahora es el momento en  donde se parte de cero, asi que no hay mucho que perder. Algo así como la frase de una canción que habla de un viaje a la muerte: Ya no tengo miedo/ vengo del infierno.

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En algún momento le dije que la serie estaba basada en un libro de una mina que estuvo en la cárcel un buen tiempo y que terminó escribiendo su experiencia. El libro fue todo un éxito y terminó vendiendo los derechos para que la mismísima creadora de Weeds se hiciera cargo de la serie que ahora es grito y plata. Le comentaba lo impredecible que resulta todo. Que alguien en la cárcel, que es como el peor lugar del mundo; el sitio que mas te puede marcar y condicionar para el resto de la vida, sea la fuente principal para hacer algo realmente gratificante y que termine arreglándote la existencia. Le comentaba que había tantos ejemplos en ese sentido que ni siquiera había que asombrarse tanto.

También mencioné que lo que me caía mal de Piper Chapman era que no se hacia cargo de nada, como que si nunca hubiese tomado alguna decisión, sino que solo pose como la típica persona victima de las circunstancias. Y andar posando de victima está mal siempre. Pero mi amiga me dijo que a partir de cierto capitulo las cosas comienzan a cambiar, hay algo que hace a la protagonista empiece a actuar distinto. Todavía no llego a ese capítulo, pero sé que cuando llegue voy a disfrutar mucho mas la serie, porque una buena forma  para ver Orange is  te new black es tener una amiga que lo está pasando mal pero se da cuenta perfectamente cuando las cosas cambian y el por qué. Y si es cierta la frase  que dice que la ficción imita a la realidad, es muy probable que todo comience a mejorar tanto dentro como fuera de la pantalla. Orange is the New Black va recién en su primera temporada y se me ocurre que todavía falta lo mejor.