Un periodista, que nunca había visto la serie hasta un par de semanas, se hizo adicto, igual que todos nosotros.
Por Pablo Bustamente
Hace 23 años se estrenó Friends. La verdad, el dato lo acabo de obtener de Wikipedia. Nunca me gustó, principalmente porque era objeto de devoción de mi hermana mayor (junto con Dawson Creek’s) y a esa edad lo único que ansiaba era ser totalmente contrario a ella. Nunca me enchufé con el final, donde casi cada persona de mi generación se paralizó con ese cierre y después dieron jugo puro y duro con la supuesta película que venía o la reunión. Siempre la encontré floja como serie, cargada de lugares comunes. Eso hasta un par de semanas.
Recibí este desafío de una amiga que me aseguraba que el sitial que Friends se ha ganado como “la” sitcom de la historia de la TV era merecido y sobre todo, como un campeón veterano que año a año recibe algún nuevo retador, la corona estaba bien defendida. Así que empecé a verla, despacito, como la canción, con suavidad. Más rápido después y bueno, aquí estoy, a punto de contarte por qué Friends es la mejor sitcom de la historia.
Pusieron la palabra tabú en el radar
Corría 1994 y nadie hablaba mucho de otra cosa que no fuera fútbol. Teníamos nuestro propio muro ideológico bien instalado y de alguna forma Friends ayudó a hacerlo mierda. Matrimonio homosexual, divorcio, inseminación artificial, tener un/a fuck buddy o la normalización del sexo como una instancia de hueveo menos comprometida marcaron el inicio de la serie. Es cierto, no existían los negros en ese microuniverso, se usaban animales exóticos como entretención o habían algunas tallas bien sexistas, pero Friends empezó a instalar ciertos temas que nadie tocaba y lo hizo a través de 6 blancos con los que todos en algún momento jugaron a identificarse.
Te mostraron cómo transitar por la crisis de la mediana edad
Friends somos todos. Estos cabros partieron carreteando, agarrando con otras personas, teniendo caña, cesantes, persiguiendo el éxito y de repente entendieron que ya habían llegado a los 30 y no estaban haciendo lo que querían. La excepción era Ross probablemente, pero Rachel era camarera, Joey deambulaba entre varias pegas, Phoebe tocaba por monedas y a veces daba masajes, Mónica tenía que pedirle plata a sus viejos y Chandler tenía una pega que no le gustaba. Todos se angustiaron por el futuro que ya les venía pisando la cola y empezaron a transitar un camino que no siempre los llevó a lo que soñaban, pero mostró que uno podía adecuarse y que de cada pedazo de experiencia que tenías ibas armando el puzzle general. Lecciones zen que solo Friends podía darte.
Un nivel de invitados que ni un late tenía
Por el set de Friends deambularon los más grandes. Algunos ya lo eran, otros lo fueron, otros lo serían. La cosa es que un número imbécil de súper estrellas tiene en alguna parte de su currículum “Yo salí en Friends”. La lista es larga, pero inolvidables son las participaciones de Ben Stiller como el histérico que salía con Rachel; Dakota Fanning iluminando a Joey; Sean Penn saliendo con Phoebe y su evil twin Úrsula; una reprimida Winona Ryder a punto de salir del clóset; Julia Roberts exquisita, vengativa y degenerada, o Denise Richard moviendo su pelo tipo comercial de shampoo. Podríamos hacer un apartado especial para cada uno, pero solo decir que por ahí pasaron Brad Pitt, Gio Ribisi, Bruce Willis, Anna Faris, Van Damme, Gary Oldman o Susan Sarandon, entre varios otros, haciendo de la serie el fenómeno de culto que es hoy.
La familia es la que uno elige
Muchos venimos de familias absolutamente desarticuladas, a tal punto que eso se convirtió en lo normal: Friends nos enseñó que cuando abandonamos el nido tenemos la posibilidad de hacer una nueva familia. Tus amigos son finalmente, para muchos, el verdadero eje en esa etapa tan compleja que es el tramo de las pos universidad hasta el asumir realmente que eres adulto. La serie se arrancaba del dramatismo y de esa carga exagerada de problemas que nos enchufa la vida diaria. Es cierto, es medio extraño pensar en una relación de amistad de 10 años donde nunca te mandas realmente a la mierda con alguien, pero al menos era bonito imaginarlo y Friends te entregaba esa ilusión donde tu amigo te podía decir que estaba enamorado de la mamá de tu hija y tú no te calentabas o que si te metías con la mina de tu amigo todo se resolvía metiéndote 6 horas dentro de una caja.
Las infinitas referencias
Tanto a nivel musical como literario Friends tuvo momentos épicos que a más de uno lo
introdujeron en algún libro o grupo. U2 puede no ser la mejor banda del mundo, pero es imposible no asociar “With Or Without You” con el momento We were on a break entre Ross y Rachel o “Wicked Games” de Chriss Isaak cuando los mismo protagonistas tiran en el museo. “Space Oddity” cantada por Chandler o el mensaje de la contestadora de Ross diciendo “We will call you back” referenciando a Queen son épicos. Mientras que a nivel literario vimos un Celebrity Death Match entre El Resplandor y Mujercitas, referencias a 1984 de Orwell, Las Flores del Mal de Baudelaire y Of Mice and Men de Steinbeck, entre varios otros; libros que abrieron para mucha gente un camino hacia estos clásicos.