Un brutal reportaje denunció las inhumanas condiciones laborales que sufren los trabajadores de Fruna, y que llevaron a un hombre a suicidarse en la fábrica. La empresa aludida aún no responde a las acusaciones y el escándalo amenaza con amargar irremediablemente a una de las industrias de confites chilenos más queridas.

El sábado 29 de abril, Rolando Venegas, luego de 11 años trabajando en la empresa, se cuelga de una viga y se mata no sin antes dejar una carta en la que manifiesta no aguantar más el hostigamiento de su jefe. La misma mañana, su amigo y colega J.R.V. muere también en el lugar, de un infarto, al enterarse de la muerte de Rolando.

Lissette Fuentes, 35 años, agregaría desgarradora cadena de hechos que después de lo sucedido los supervisores obligaron a grito limpio al resto de los trabajadores a seguir con las labores.

Lo que parece salido de una película de esclavitud, o tal vez de una fábrica más bien ligada a algún empresario conocido por su poca empatía con la humanidad, es en realidad un crudísimo reportaje de The Clinic titulado “Los muertos de Fruna: El prontuario laboral de la popular empresa de confites”. Si, de Fruna, la empresa autodenominada “El rey del confite popular”. Una que siempre se jactó-y-con-razón de sus accesibles precios, de la atractiva relación entre gramos y pesos, de su graciosa y picarona forma de remixar confites de otras marcas en una coqueta versión chilena.

Una empresa que gracias al trabajo de su heredero y CM Nicolás Santiesteban, supo pasar de la calle a las redes sociales y ganarse la simpatía de todo el país. Y esa misma apasionada buena onda hoy está transformada en un odio parido porque se sabe, las RRSS no perdonan y la estrategia de Fruna, que al parecer, al menos hasta el momento, está siendo la de meter la cabeza debajo del agua hasta que pase la tormenta, ha sido interpretada como “el que calla otorga”.

Los hechos de ese fatídico 29 de abril destaparon una serie de situaciones si bien no mortales, bastante espantosas: “Al entrar los guardias te revisan. No puedes entrar agua, comida ni celulares. Por eso, nos escondemos pedazos de pan en las calcetas o en los sostenes y los comemos en el baño para que no nos reten. Los baños son asquerosos, casi nunca hay jabón ni confort. Ellos te pasan un pequeño rollito para todo el día. Si se te acaba, es problema tuyo como te limpias. Nos sentimos humilladas”, dijo Lissette Fuentes.

“Muchas veces he sido víctima y también testigo del hostigamiento laboral en Fruna. Te tratan a gritos, no te dejan conversar, si te pillan descansando te ponen una carta de amonestación. Con tres de esas cartas, te echan sin derecho a nada. Estás todo el día bajo presión”, agregó.

El reportaje no se detiene ahí. Otros testimonios aseguran que la entrada a la fábrica, que está en la entrada del camino a Melipilla, tiene pésimas medidas de seguridad, que muchas trabajadoras han sido atropelladas. Que Fruna acumula y acumula denuncias y sanciones en la Inspección del Trabajo y de la Seremi de Salud. Una trabajadora incluso denunció que “una supervisora una vez casi me pega porque yo barrí galletas del suelo y las boté a la basura. Me dijo que eso se procesaba igual. Yo casi me puse a llorar y nunca más le di a mis hijos nada de Fruna”.

“Me da pena porque veo que la gente celebra siempre a Fruna y a nosotros, que somos el pueblo, nos vulneran todos los días, desde que entramos hasta que salimos. Espero que esta tragedia cambie un poco las cosas”, dijo la viuda de Rolando Venegas, Marisol Muñoz, que también trabaja en Fruna.

Sobre Santiesteban, el autodenominado “Willy Wonka chileno”, Beatríz Maldonado, presidenta del Sindicato de Trabajadores, dirá: “Este hombre vive en un mundo paralelo, creyéndose el personaje de un libro en un mundo ideal, en vez de mirar cómo tratan a los trabajadores de su fábrica. Hasta los Oompa Loompa tenían mejor vida que nosotros”.

Después de leer el reportaje y mientras Fruna no responda a las denuncias, realmente está muy difícil no hacerle la cruz. Fruna, realmente nos partiste el corazón.