Este mes se estrenaron 2 documentales respecto al fiasco de Fyre Festival y podríamos ver hasta 8 más si fuese necesario.
Fyre Festival es considerado como uno de los mayores fraudes del siglo y gracias a las redes sociales fuimos testigos en primera línea de cómo se desmoronaban las vacaciones de los millenialls más privilegiados de Estados Unidos.
El evento se publicitó con mucha anticipación: 6 meses antes de la fecha indicada por los organizadores, podíamos ver a Kendall Jenner, Bella Hadid y Emily Ratajkowski invitando a quienes pudieran pagar la estancia de tres día en una isla privada de las Bahamas. El ticket, que andaba por los 125 mil dólares (83 millones de pesos chilenos) prometía ida y vuelta en jet privado, comida preparada por un chef especializado, bar abierto, música en vivo tres días seguidos y compartir con las influencers más famosas del mundo.
Pese al precio de la entrada, la preventa del evento agotó el 95% de su cobertura en tan solo un día, no importó que la publicidad respecto al festival se limitase a ver cómo las supermodelos de hoy en día lo pasaban estupendo bebiendo tequila en un yate. Nadie tenía idea de las instalaciones u avances previa a la apertura del evento, y cuando llegaron al lugar, sus asistentes se encontraron con esto:
No hubo jet privado, todos los asistentes fueron trasladados en vuelos de clase económica hasta un tierral con carpas que sobraron producto de la ayuda humanitaria que llegó para socorrer a las víctimas de un huracán ocurrido el año anterior.
Tampoco había luz, agua potable y las camas dentro de estos iglús estaban mojadas porque el día anterior llovió. El equipaje que no se perdió llegó hasta el lugar en camiones y cerca de 300 asistentes no contaron con un lugar donde dormir. Todo se transformó en un caos y ningún grupo musical se presentó.
Mientras tanto, en vivo y en directo, el resto del mundo disfrutaba ver cómo los jóvenes capaces de pagar 83 millones de pesos (CL) no tuvieron siquiera la necesidad de averiguar en qué se estaban metiendo. El fracaso del Fyre Festival se puede traducir en esta foto, donde quedó claro que el chef privado prometido nunca estuvo contemplado en lo absoluto:
Hulo y Netflix sacaron documentales al respecto de la situación y en este último ocurre una reflexión que da cuenta de la fragilidad existente tras el negocio de las redes sociales: se necesitó pagarle millones de dólares a modelos para levantar un festival y tan solo la foto de un sándwich para destruirlo.
El culpable de este numerito de proporciones bíblicas fue Billy McFarland, una especie de zorrón comúnmente llamado enterpreneur para dar aires a su condición de hacer negocios poco éticos. McFarland tenía un emprendimiento mediano de tarjetas de crédito para jóvenes que ofrecía descuentos en eventos y restaurantes de lujo, y gracias a ese pie, pudo dar con la idea del festival.
Fyre en un principio, pretendía ser una plataforma de contactos con famosos para eventos privados. La aplicación necesitaba de una publicidad que fuese con el concepto requerido, y de ahí nació la idea de esta megafiesta en las Bahamas que se publicitó con casi un año de antelación.
McFarland consiguió el dinero mintiendo a sus inversores, prometiendo un servicio de catering de 8 millones de dólares cuando solo tenía uno y haciendo presupuestos sobregirados sin cotizar. Fyre logró reunir 38 millones cuando el dinero con el que contaba la marca era de solo 60 mil dólares.
La demanda colectiva hacia McFarland alcanzó los 100 millones de dólares, y logró evadir la cárcel tras pagar 300 mil como fianza.
Pero no todo terminó ahí. Tiempo después, McFarland comenzó a estafar a los mismos asistentes de Fyre ofreciendo entradas falsas para la MET Gala, los Grammy y cuanto evento farandulero existiese en Nueva York. Fue descubierto al poco tiempo, y ahora cumple una condena de 6 años por estafa además de la prohibición de volver a ocupar el cargo de director de cualquier empresa.
Dato curioso: McFarland se encuentra encarcelado en la Prisión Federal de Otisville, el mismo lugar donde Mike “The Situation” de Jersey Shore cumple condena por evasión tributaria.
Ja Rule -cantante y productor- fue el principal impulsor del festival junto a McFarland y ha recibido críticas por su falta de empatía frente a los trabajadores de las Bahamas cuyos sueldos no fueron pagados (lo mismo ocurrió con el equipo periodístico y de logística responsable de mantener las redes de la marca).
Las modelos que participaron de la publicidad inicial, también se encuentran siendo investigadas por fraude tributario al no declarar lo recibido por subir fotos y videos relacionados al evento.
Es imposible no comparar la situación de Fyre con algunas falencias que existen dentro de los festivales realizados en Chile: comida deficiente con precios inflados, baños con el agua cortada, falta de seguridad y salidas de emergencia inexistentes, intoxicaciones y un si número de situaciones que son presentadas en Facebook pero de la que los responsables nunca se hacen cargo. Es bueno ver que por lo menos McFarland no se salió con la suya, aunque lamentablemente, es tan solo un caso dentro de un mar de chantas.