Green Glass es el eco y e-commerce emprendimiento de César Muñoz, quien nos contó de su cruzada para que “todos los vasos del mundo vengan de botella” y de “exponer lo primitivo que es botar todo a la basura”. Inspírate (por favor) con su ejemplo.

Todos deberían usar un servicio de reciclaje como La Caja Verde pero por varias razones no todos lo hacen o pueden. ¿Te has preguntado qué pasa con las botellas de vidrio que botamos con la basura? La gran mayoría termina en los vertederos, pero algunas otras tienen una aventura  mucho mejor que esperar a unos miles de año a degradarse.

Los llamados recolectores de base buscan entre la basura de todos por estas botellas de vidrio. Quizás los has visto en la calle, cargados con botellas y latas. Ellos llevan lo que encuentran a centros de reciclaje donde pueden cambiar los botellas de vidrio por dinero. A falta de una política publica de reciclaje, dependemos de ellos para que nuestros desechos sean reciclados.

A pesar de hacer lo que se conoce como “trabajo sucio”, sumamente importante para el medioambiente, estos recolectores reciben muy poco por cada botella que entregan a los centros de reciclaje. Esto se da como resultado de la posición de semi monopolio que disfrutan los pocos centros de reciclaje. Existe tanta concentración en la industria del reciclaje que los recolectores no pueden exigir un precio más justo y tienen que aceptar el precio que los centros de reciclaje ofrecen.

¿Qué tal te parecería si te dijera que existe una empresa que incentiva el reciclaje, asegura un precio justo para estos recolectores y vende un buen producto final? Green Glass es esa empresa. Producen artículos de vidrio, todos a base de botellas recicladas que compran directamente de los recolectores de base. Transparentan todo su proceso de producción para que el consumidor sepa cómo llegan al precio final. Esto es consumo que te hace sentir bien. Además puedes comprarlos en línea y recibirlos en tu casa. ¿Qué mejor?

Quisimos saber más de Green Glass, así que conversamos con Óscar Muñoz, fundador.

Tienen un equipo súper diverso. ¿Cómo lo armaron?

No, sólo buscamos buenas personas. Somos tres haitianos, un peruano y tres chilenos. Y se nos van sumando constantemente muchos practicantes.

¿Algunos productos que les gustarían destacar?

Estos de aquí son los Party Glass, brillan en la oscuridad. Te invitan a pegarte un africano, a ser un chupacabras y a darle un beso a cualquiera que le hagas salud.

También, tenemos estos que muestran conceptos chilenos como Aves de Chile o La Caña Popular: dichos de los chilenos de cuando tomamos.

¿Cómo establecieron relación con los recicladores de base?

Hace 4 años trabajamos con un centro de reciclaje en La Cisterna, que le compra botellas a pequeños centros de reciclaje y directamente a carritos recolectores. Son nuestros principales proveedores de botellas.

¿Cómo estimulan el reciclaje con su proyecto? 

Nosotros mismos reciclamos aproximadamente dos toneladas de vidrio al mes. El mensaje es siempre el mismo: paren de comprar basura. Demostremos que el vidrio no es basura y no paremos hasta que cada vaso del mundo sea de botella. Nosotros tratamos de exponer lo primitivo que es botar todo a la basura, lo estúpido que es elegir la bolsa negra. Próximamente estaremos creando contenido en torno al reciclaje.

¿Cuál es el mayor obstáculo para que la gente recicle más?

Hacer entender que cada vez que elegimos la bolsa negra de la basura es lo mismo que botar basura en la calle. Hacer que la gente sienta el impacto de sus propios residuos. Es un switch que cuesta cambiar en la gente que no lo tiene, pero en los niños no tanto. La forma en que queremos hacerlo nosotros es la siguiente: plantear el reciclaje como algo sexy y cool, porque lo es. Este año esa es la meta para poder motivar a todos con el reciclaje. Hay zonas en Chile que no poseen industria o estructura de reciclaje, porque por mucho que la gente separe, no hay donde dejarlo. Normalmente en Chile esto es extremo, ya que el costo de mover el material nadie lo quiere absorber. Es una situación desesperante.