El mejor panorama antes de sentarte junto a tu familia en una hermosa y deliciosa cena.


Las futuras generaciones nunca sabrán la importancia que tuvieron los Gremlins, y bueno, las presentes tampoco porque su popularidad no pudo trascender lo suficiente como para que existiesen planes de un remake que reencantase a la audiencia con su storyline.

Probablemente sabes que los gremlins son animalitos diabólicos que dejan la grande cuando se reproducen con agua -o comiendo después de medianoche- pero es difícil para las personas dilucidar la trama de la película al estar sujeta a clasificaciones erróneas.

Se piensa en los “Gremlins” como una película de terror que asusta a los niños pequeños; también como una comedia ridícula que no puede encantar a los más grandes. Finalmente se llega a la conclusión de una combinación de ambas, pero lo cierto es que los Gremlins de 1984, es una película navideña.

Fue pensada justamente como una forma de terminar con los clásicos melosos del hombre tacaño que se arrepiente de su egoísmo en las vísperas de navidad. Los creadores querían utilizar el humor negro en una película que mezclase monstruos junto a una estrategia de marketing potente para sacar provecho de la fecha (y resultó bastante).

Randall Peltzer es un inventor de escasa reputación que revisa baratijas en el Barrio Chino de Nueva York encontrándose con un “Mogwai” (especie de osito ratón que silba de manera tierna y odia las luces fuertes). Lo compra para su hijo Billy, que lo nombra Gizmo y recibe la advertencia explícita de no darle de comer según la hora establecida y mantenerlo seco bajo cualquier circunstancia.

Claramente estas advertencias son eludidas, haciendo que Gizmo se reproduzca generando un caos al expeler versiones demoniácas de su propia especie que siembran terror en el pueblo donde reside la familia.

La moraleja de la historia es crear conciencia sobre la tenencia responsable que implica cuidar de una mascota, algo necesario considerando que los animales son el regalo predilecto durante estas fechas (siendo muchos de ellos abandonados durante el transcurso de los meses).

Pero la producción de la película estuvo sujeta a muchos cambios para que su clasificación estuviese acorde al público infantil a la que iba dirigida. De hecho, se eliminó una escena en la que los Gremlins asesinaban a la mamá de Billy haciendo rodar su cabeza por las escaleras.

También se cortó una parte donde las criaturas llegaban hasta un Mc Donalds y en lugar de elegir un menú tradicional, se comían al personal y público presente. También se descartó la idea de que engulleran al perro del protagonista, limitándose tan solo a molestar al animal.

Fue tanta la controversia que se tuvo que crear una nueva clasificación para no asustar a los niños más pequeños e incomodar a sus padres: la PG 13 -que incluye a preadolescentes que comparten este humor menos infantil-.

Gremlins fue un éxito que recaudó más de 100 millones de dólares, pero su gloria duró muy poco al ser reemplazada por un clásico inamovible hasta el día de hoy: Mi Pobre Angelito.

La película que conocemos todos recaudó 500 millones de dólares -todo un récord para una de este estilo- siendo transmitida por obligación todos los años en países del mundo entero. Los Gremlins quedaron en el olvido, y esperan a que atención los reviva tal como ocurre cuando se mojan o alimentan después de que cae el sol.