Por Camilo Pérez Alveal
Es 28 de octubre del 2019 y la ciudad está convulsionada. El viento corre fuerte, pero es tibio, casi caliente. El fuego y el calor hacen del ambiente un pequeño infierno. En la Plaza de la Dignidad vuelan las piedras, las lacrimógenas y el agua del guanaco. También se respira esperanza y ganas de cambiarlo todo. Es un día normal en el Despertar de Chile.
Vimos meses de enfrentamientos, día a día, sin importar perdigones ni lumazos. Vimos a lxs compañerxs de protesta llorar de alegría y gritar de dolor.
En esa euforia había una pareja dándose un beso e intentando tomarse una selfie, posaban con sus poleras de Colo-Colo en la mano y con el fuego detrás, porque como diría Gilles Deleuze la revolución se encuentra siempre en el rostro amado. Y luego esos rostros fueron cubiertos por la camiseta del popular, la capucha añadía rebeldía y desenfreno.
Eso vio el fotógrafo Cherry Guzmán, quien se acercó apenas se encapucharon. Les pidió tomar una foto y accedieron inmediatamente. Luego de eso intentó grabar porque la imagen era hermosa. Pero la verdad es que el disparo de la foto fue en el momento exacto, se acercaron más fotógrafos y audiovisuales, pero el partido ya estaba jugado. Una de las fotos más importantes del año en todo el mundo había sido tomada hace unos segundos ahí, en el eterno punto neurálgico de Santiago, en la sede actual de la búsqueda de un futuro mejor.
Hablamos con Cherry Guzmán.
¿Cómo fue ese momento?
La atmósfera de ese día era cuática, llena de humo por todos lados y mucho ruido. Vi a los cabros tomándose la selfie y me acerqué. Apenas la tomé supe que era una buena foto.
Como que se dio todo en ese momento y la verdad es que me gustaría agradecerles porque gracias a su foto mi trabajo ha aumentado, estoy colaborando para un libro de fotos y para algunas exposiciones, pero por sobre todo, se dio a conocer en distintos lugares del mundo lo que está pasando en Chile.
El diario inglés The Guardian publicó tu foto como una de las mejores del año ¿Cómo se hizo tan viral?
Cuando subí la foto, mi Instagram empezó a explotar, muchas notificaciones de likes y comentarios. Como me había pasado antes me puse a trabajar y dejé el celular un rato y cuando volví a verlo se había hecho viral. El rapero Portavoz comentó la foto y me pidió permiso para compartirla, luego de eso se estaba moviendo en muchos lados. A la semana el primer medio en contactarme fue el The Guardian, yo la verdad es que había escuchado el diario, pero no sabía ni que era de Inglaterra. Me hicieron una entrevista y al mes me publicaron en su portada.
¿Que ha significado este estallido social para ti?
Ha sido muy emocionante. Yo la verdad es que saco fotos un rato por alrededor y luego me voy a la primera línea, siento que es un deber si ves como todos están comprometidos en frenar la represión para que la manifestación continúe. No existe una entidad fija, pero la mayoría conoce su rol. La primera línea, los que apagan las lacrimógenas, los piquetes de salud, incluso hay gente que te regala comida o bebidas “para mantener la energía”. La verdad es que hace gente hace un todo en ese momento y la solidaridad que se de ahí es algo maravilloso. Yo soy de la Villa Francia, un lugar super movilizado y ahí he intentado participar en las cabildos y en las instancias de participación que se pueda. Colaboro con las fotos, pero también en otras esferas.
Lo último de la revuelta social fue el boicot a la PSU, ¿qué opinión tienes de eso?
A mi nunca me ha gustado la PSU. La encuentro injusta, es imposible medir con la misma vara a un joven que las tiene todas para estudiar, que va a un buen colegio, que no tiene ninguna preocupación más allá del estudio con uno que debe trabajar, que en su colegio no le pasan ningún contenido y que tiene miles de distracciones por delante, no se pueden juzgar de la misma forma. Yo no di la PSU por lo mismo. No estoy de acuerdo con romantizar el estudiar y trabajar al mismo tiempo, es desgastante y muchas veces frustrante, pero también las oportunidades requieren un esfuerzo, no todos la tienen y no puedes quitarle la chance a alguien que si la va a aprovechar cuando tu no, hay que ser consecuente.