Entre eclipses y las nuevas estrellas de la política, el premio nacional de ciencias, José Maza, analiza con peras y manzanas el 2021. Aquí habla de los millennials en La Moneda, el papel de la Convención, pertenecer a la tercera edad en Chile y le preguntamos si, terminada la temporada de eclipses, el hype por la astronomía pasará o no. 

Fotos por Camila Castillo Ibarra (@camilaconleche)

El papel del profesor José Maza (73) no es desconocido para ningún millennial. Y su entrada a la tercera edad fue un evento brillante: sus libros se han convertido en superventas y sus charlas un hit de la cultura popular. En 2018 repletó la Medialuna de Rancagua con más de 5 mil personas y en 2019 batió otro récord llenando el Teatro Caupolicán. 

Los medios de comunicación no sólo le preguntan sobre las estrellas, porque hace rato que el Premio Nacional de Ciencias dejó de ser sólo un astrónomo y pasó a convertirse en una figura pública con una opinión que queremos escuchar. El año que se fue, entre el covid y la temporada de eclipses, Maza se detiene y hace un catastro de lo que fue.

Como profesor usted conoce a los millennials, ¿Qué le parece la llegada de esta generación al poder?

A mí no me asusta la juventud, sino que la falta de talento y, cuando alguien no tiene talento a los 35, tampoco lo va a tener a los 50. Sé que ese no es el caso de Gabriel y de su equipo. Son personas bastante preparadas y yo les veo bastante talento. Experiencia no tienen, pero tú no le puedes pedir experiencia a alguien que no ha tenido la posibilidad de adquirirla.

La ruptura de la normalidad en Chile se produjo en 1973. Todo quedó congelado. Hubo una generación, que incluso en el país no estábamos conscientes de su existencia, que terminó por tomar protagonismo 15 años más tarde de lo que hubiera sido normal en un proceso en el que no hubiera estado esta interrupción de la dictadura militar.

Hasta el día de hoy una persona como Ricardo Lagos sigue siendo un referente político importante. Lo mismo Insulza o Carlos Montes, que hasta suena para el Gabinete. Pero ahora lo interesante es que parece ser que el relevo no lo toma la generación de los 50. Lo que pasó aquí fue un ´taco´ en los liderazgos que ahora se soltó y eso nunca había ocurrido”.

Y con este eslogan popular de “la esperanza le gana al miedo”, ¿Cómo proyecta el panorama que se viene?

Yo miedo no tengo, ninguno. Siempre tengo esperanza y radica en que todo este grupo -Jackson, Boric, Vallejos, Cariola-, se formó luchando por la educación y por lo tanto es obvio que la tienen en la mira.

Yo no quiero que todos los niños y niñas sean ingenieros, astrónomos o geólogos, pero quiero que quienes tengan un talento natural para hacerlo lo puedan hacer”.

Profesor, y en lo que respecta a las políticas sobre ciencia, ¿Cree que hay una cobertura adecuada?

“Ninguno de los programas políticos de los 7 candidatos hablaba de que el desarrollo pasa por educación, ciencia y tecnología. Esas tres componen la viga maestra y eso parece que a los políticos les queda grande, porque es algo a 20 años plazo. Pero para poder llegar en 20 años a destino tenemos que partir ahora, hoy, y caminar y caminar. Si uno quiere ir lejos, no importa ir lento, pero lo que sí es importante es darle continuidad”.

Usted pudo haber sido constituyente pero no, decidió seguir trabajando en un proyecto personal: ¿Cuál es la evaluación que hace del trabajo de la Convención Constitucional (CC)?

“La verdad es que me cuesta mucho evaluar. Yo conozco a varios constituyentes, no soy amigo de ninguno, pero he tenido contacto con muchos de ellos. Y lo que ellos dicen es que están trabajando muy bien. Ahora, los medios que están muy controlados por la derecha y por los grupos económicos, tienen un interés muy especial en dar a conocer todas las ´mochas´ y ningún avance. Si se juntaron y estuvieron 10 horas trabajando y se pusieron de acuerdo en 50 cosas, eso no es noticia. Pero si en una cosa no se pusieron de acuerdo y ´este le gritó al de allá´, tres páginas en el diario. Entonces, la verdad es muy difícil saber lo que realmente pasa ahí adentro. Se deberían haber abierto más canales para ver las discusiones en vivo”.

Estos últimos años usted ha sido protagonista en la cultura pop, acercando la astronomía a todos y todas, pasada la temporada de eclipses ¿Dejará de estar de moda?

“Yo espero que no. De hecho, ahora para la Pascua tuvimos el regalo de que se lanzó el telescopio más grande de la historia. Con este telescopio vamos a aprender cómo se formaron las primeras estrellas y galaxias y, además, podríamos descubrir indicaciones de vida en otros planetas. Entre los americanos y los europeos gastaron 10.000 millones de dólares. Tan solo en el telescopio James Webb, la NASA gastó lo que Chile invierte en ciencia en una década.

El 2025 van a llegar a la Luna nuevamente y vamos a tener a la primera mujer pisando ese satélite. El proyecto Artemisa va a preparar al ser humano en las próximas décadas para llegar a Marte. Y eso los chinos lo tienen clarísimo, quienes están hablando cada vez más con los rusos. Entonces si los norteamericanos pierden esa carrera, van a perder la hegemonía mundial. Así que yo creo que va a estar entretenido.

Y bueno, Chile sigue siendo la capital astronómica. Se está construyendo un telescopio en Cerro Armazones que tiene 39 metros de diámetro, y va a ser una maravilla. En 5 o 6 años más lo vamos a tener operando. Hay otro más en Cerro Patrón, que va a estar tomando imágenes del cielo cada 3 noches, por lo tanto, en un año tendremos como 100 imágenes para ver cometas, asteroides, estrellas variables, lo que uno quiera”.

Su popularidad ha aumentado muchísimo durante su tercera edad, ¿Se está borrando el estigma que hay hacia esa población?

“Yo me miro al espejo y veo que tengo toda la barba canosa, que ya no tengo pelo en la cabeza, pero yo no me siento distinto de cuando tenía 30, 40 o 50 años. Entonces: ¿Por qué me van a venir a decir “abuelito”? No. Yo sigo siendo más o menos el mismo José Maza. Yo creo que a todas las personas mayores hay que seguirlas tratando con la misma dignidad. Porque podemos ser un aporte, porque hemos vivido mucho más. Permítanos que seamos parte de la sociedad, pero no nos discriminen. Tú eres una persona con hijos o sin ellos, con nietos o sin ellos.

Afortunadamente tengo cuatro nietos, con los que me siento bien contento cuando me dicen abuelo. Pero no hay nadie más a quien yo le dé la autorización para que me trate de abuelo o peor todavía de “abuelito”, así peyorativo.