Hereditary, la película que hizo temblar a todo Sundance llegó a Chile el cartel de “la película más aterradora del año”.
El largometraje debut de Ari Aster es al cine de terror lo que las rutinas de Andy Kaufman son al stand up comedy. Esto léase como una advertencia y no como una analogía; El thriller psicológico de la temporada es un manifiesto dadá para encontrar el miedo en las rutas menos tradicionales. Quienes vayan esperanzados por ver a una historia hermana de “El conjuro” o “Insidious” saldrán exigiendo un test de ADN. Lo elaborado acá se sirve del drama intimista de “Ordinary people” (1980) puesto a fermentar con la sangre de “The wicker man” (1973).
Una familia en estado comatoso, dañada por vínculos de tristeza y violencia. La muerte de la abuela materna inicia el camino sin retorno y lo demás es ansiedad, caos, desesperación, agobio. Si eso es lo que exudan los protagonistas y en especial la memorable Tony Collette en cada célula de su mirada, lo traspasado al espectador es mucho peor; la herencia recibida es similar a la de volver de un funeral o al despertar de una parálisis del sueño.
Una operación calculada fríamente por Aster, quien no persigue el golpe de efecto basado en la doctrina del shock gore ni tampoco en el miedo conciliador de las películas de James Wan.
Porque el consenso y lo formal no figuran en sus planes.
Es la tragedia elevada al cubo la detonante de su alto poder destructivo, arrojando esquirlas incluso en los momentos de retorcida calma. Son espejismos afiebrados en cadena y la opresión en el pecho se mantiene implacable, las respuestas escasean y el alivio es un ente ausente.
Toda esta declaración ataviada en una talentosa banda sonora y montaje (Hotel Overlook ¿Estás ahí?) y por un set actoral robusto gobernado por Colette y fortalecido por Gabriel Byrne, Alex Wolff y Linda Blair (El Exorcista) o Danny Lloyd (El Resplandor) de esta generación; Milly Shapiro. Ella es Charlie, la llave que unifica el mundo de unos vivos que caminan como si ya estuvieran demasiado muertos.
Fue en “La bruja” y “Viene de noche”, estandartes sombríos de la casa productora A24 nuevamente presente acá, donde anteriormente usaron de vivero el fundamentalismo religioso y la aprensión parental para fertilizar los brotes de dos tragedias travestidas de horror. Y esta vez germinan el luto en un dolor insoportable, tocando el paroxismo y convirtiéndose en una pesadilla de no retorno. Acaso la regla madre de todos los clásicos dorados del horror.
Es presumible que esta sucesión de bienes perversos sea mejor recibida por los cultores más veteranos del género, y no así por los fans palomiteros de “13 Reasons why”.
Ante eso, se recomienda huir despavorido de las funciones de media tarde copadas de adolescentes con cero empatía por el prójimo de la butaca-de-al-lado. La instrucción para entrar a Hereditary tiene tres alternativas; elegir entre una función matinal, una de medianoche o una sala sin cobertura de red móvil.
De repente, no todos pueden ser parte del aquelarre en la casa de los Graham
¿Selección natural del infierno? Puede ser.
*Hereditary está actualmente en cartelera.