El actor Hernán Contreras encontró en su gata Kiwi hace 5 años la compañía perfecta. Hasta antes de la pandemia mantenían la típica relación gato-amo, pero hoy ya se consideran una familia .

Fotos por Mila Belén.

Cuando Hernán conoció a Kiwi, ella deambulaba por el condominio de una ex polola. Solitaria, sucia y mal nutrida, él se conmovió por su estado, le abrió un tarro de atún para alimentarla y que ella pudiera seguir callejeando con algo más de energía. Dejó la lata junto al animal y se alejó, pero ella lo miró y lo siguió. Así comenzó esta historia, hace cinco años, una relación fuerte, y que se consolidó en la cuarentena, cuando ambos se acompañaron.  

Antes de la pandemia, Hernán corría por todo Santiago intentando llegar a fin de mes con su carrera como actor. Con la cuarentena sus proyectos mutaron y, como la mayoría de los chilenos, empezó a teletrabajar. Eso lo obligó a pasar más tiempo con Kiwi, algo que no era tan común en su antiguo estilo de vida. 

Si antes sólo compartían después de la pega jugando un rato a la escondida, en la actualidad pasan días completos en la misma pieza viendo videos de Youtube, escuchando música o leyendo. “Tengo la suerte de poder estar tranquilo en el encierro (por un tiempo). Y tengo la suerte de poder darme tiempo para mí (y Kiwi)”, escribió Hernán en una de las tantas fotos que ha subido a su cuenta de Instagram junto a su gata durante la cuarentena. 

Y como pasan todo el día juntos, “ella se puso más regalona” relata. Es tanta la cercanía que mantienen dentro del departamento en el que habitan, que incluso a veces Hernán tiene que pedirle que le de su espacio, y ella -aunque no puede verbalizarlo-, también: “De repente es hasta media tóxica, yo le digo ‘ya po Kiwi, basta. Dame un espacio, córrete’. Yo también le dejo su espacio y cuando ella quiere viene”.

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Si hay algo que ambos tienen en común, es que les gusta el cariño, pero cuando quieren y sin que se sienta asfixiante, describe el actor. A esta altura del encierro ya tienen sus propios códigos: por ejemplo, él le dice “tuto” y ella entiende que es momento de dormir, y cuando él anuncia que es hora de comer, ella sabe que su plato está servido. Así su lazo se ha estrechado tanto últimamente, que Hernán confiesa que ya la siente “como una hija”. Cuenta que le conversa, le hace mimos, le dice cosas bonitas e incluso la reta cuando se porta mal, tal como si fuera una pequeña humana.

Cuando empezó la pandemia, Hernán Contreras jamás se imaginó que Kiwi se convertiría en una compañera fiel. Incluso, cuando le preguntaban si estaba pasando la cuarentena en solitario, él respondía que sí. Hoy ya no lo piensa dos veces: “Si me dicen ‘¿Hernán, pasas solo tu cuarentena?’ podría decir que sí, que la he pasado solo. Pero en realidad es como ‘no po’, la pasé con Kiwi’. Es alguien con el que te comunicas, entonces no estás solo. Uno empieza apreciar de otra manera a ese ser vivo que está contigo y que es parte de tu familia”.