Ian Rubey tiene 31 años, es un varón trans y lleva 33 semanas de gestación. En una entrevista con un medio trasandino, Rubey contó sus deseos sobre el embarazo que está viviendo, los cuales puedes conocer en esta nota.
En Puerto Madryn, una ciudad al sureste de Argentina y con una población cercana a los 120 mil habitantes, vive Ian Rubey, un hombre trans que tendrá a sus primeros hijos a principios de agosto.
Con 31 años, Ian es licenciado en Ciencias Biológicas y trabaja como profesor de Biología y Matemáticas, además de estar empleado en la Secretaría de Educación, Cultura y Deportes. Con 33 semanas de gestación y esperando mellizos, en conversación con Infobae, se refirió a su experiencia como hombre gestante y lo que espera de esta etapa en la que está rompiendo los estereotipos de género asociados a la masculinidad.
Desde que era un niño, Rubey identificó que estaba fuera de la heteronorma, principalmente porque le gustaban las mujeres siendo una y se expresaba de formas masculinas en su vestuario y actitudes. Pero no fue hasta sus 27 años que entendió que había más de él por conocer: su identidad de género era de masculinidad trans.
Al mismo tiempo que estaba transicionando a esta nueva identidad -tomando testosterona y contemplando una mastectomía-, se dio cuenta que gestar quizás ya no era una posibilidad para él. “¿Podía ser varón y gestar un bebé? ¿Cómo, si se supone que el tándem vagina -útero- tetas ‘es lo más maternal y femenino del mundo’?”, fueron algunas de las preguntas que se cruzaron por su cabeza.
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Fue la visibilización de historias de otros hombres embarazados lo que motivó a Ian a ser un padre, sin contar con una pareja que lo acompañase. Convencido también por su autosuficiencia como profesional de las ciencias, comenzó a dejar el tratamiento hormonal e insertarse en uno de fertilidad con esperma donado.
Ya en diciembre del año pasado, Ian recibió las buenas noticias que llevaba esperando: había quedado embarazado en su primer intento y de mellizos.
Como Ian nunca se hizo la mastectomía, va a poder amamantarlos y gracias a estar contratado formalmente, recibirá una licencia de maternidad, que él espera pronto pueda ser llamada “de paternidad”, ya que él actuará como el padre de su hijo e hija.