Le debemos el soundtrack de nuestra vida a una banda emblemática que lamentablemente nunca ha venido a Chile y la queremos en suelo nacional ahora ya.
Ay (suspiro) la nostalgia. A todos nos encanta rememorar el pasado gracias al dulzor que nuestro cerebro cuando recordamos una época que no fue necesariamente buena.
El poder de la melancolía es tal, que muchas series y películas deben su reaparición a este recurso, retornando a nuestras vidas mediante plataformas que pensábamos imposibles -si alguien del futuro nos hubiese hablado sobre Netflix lo creeríamos loco-.
Es increíble pensar que han pasado 10 años desde el 2008, época en la que entramos de lleno a las consecuencias de la crisis subprime y el espiral de coyunturas que esto implica. Es por esto nos refugiamos en los recuerdos anteriores a eso, cuando la vida era más simple y el futuro para los jóvenes se veía prometedor.
Pero ni la nostalgia y su efecto enriquecedor nos libra del hecho irrefutable acerca de lo terrible que fue la adolescencia. Realmente esos cuatro o cinco años del periodo, son eternos y un bodrio donde todo cambia demasiado rápido junto a hormonas, exigencias y dudas sobre un futuro que se nos viene encima.
Aunque existe algo peor: la preadolescencia. Acá somos demasiado jóvenes como para recordar de forma detallada este pequeño paso de la niñez a una versión más fétida y peluda de nosotros mismos porque no pasa nada bueno en esta época. Simplemente somos muy niños para divertirnos realmente y muy viejos para entretenernos jugando.
Siendo justos, este periodo en cualquier millennial (odio esta palabra, pero resume un rango etario importante) significa tener un soundtrack especial. Y no podría hablar de otro grupo más representativo de esta etapa de nuestra vida que Blink-182
Lo primero que imagino cuando hablamos de este grupo es un yo de 11 años sentado en la calle con mis amigos tomando bebida en alguna plaza, creyéndonos malos por llegar tarde a nuestra casa luego de andar todo el día en bicicleta o skate.
Blink-182 era un respiro para la guerra de gustos que se vivía en los años de nuestra pubertad, donde todos competían por ser más cool. Blink-182 nos gustaba a todos, nadie podía resistirse a una canción del grupo a pesar de que no fuésemos asiduos al punk rock.
Con el correr del tiempo -por ahí a los 13- era común que nos encerrásemos horas en el dormitorio a escuchar música sintiéndonos los jóvenes de California suburbanos que nunca fuimos. La vida parecía una película americana bastante sonsa, o por lo menos esa interpretación le dábamos mientras golpeábamos la puerta tras pelear con nuestros padres botando el cartel que decía “Mi pieza, mi desorden, mi problema” (que vergüenza).
El grupo compuesto por Tom DeLonge, Mark Hoppus y Travis Barker (hablamos de la formación reconocida por el público general porque antes la banda contaba con Scott Raynor en la batería) nos aportó un respiro tremendo a las bandas juveniles de imagen pulcra que proliferaron durante fines de los noventa y principios del nuevo milenio.
De hecho, se burlaron de ellos en un video que rompió todos los esquemas en MTV. Obviamente hablamos de All The Small Things.
Y es que la videografía de esta banda simplemente era notable.
Todos los fans más o menos tibios del grupo, esos que disfrutaban tan solo de los singles, reconocían que parte del enganche que les provocó tener al menos una canción de Blink en su mp3, fue justamente la forma irreverente en la que se comportaban sus miembros cuando pasaban sus videos por MTV.
Ya sea con Enema of the State, Take Off Your Pants and Jacket o su trabajo posterior a su separación el 2005 y vuelta sin DeLonge hace un par de años, Blink-182 se transformó en un grupo que moldeó la personalidad temprana de millones de jóvenes que luchaban contra el yugo de sus padres y dedicaban baladas de la banda por MSN, tal como estos:
Raffaela Ranzetta – 22
Bandas como Blink-182, Sum41, Simple Plan y Avril Lavigne de la onda punk-emo nos marcó durante la preadolescencia, no solo no por el hecho de elegir un género musical que nos gustara: hablamos de identidad. Descubrimos otra parte del mundo a través de su música que agregamos a nuestra forma de ser; claramente estos grupos fueron precursores en la creación de las tribus urbanas de Chile.
I Miiss You de Blink-182 me hizo sentir penas de amor sin nunca haber estado enamorada, porque cuando jóvenes estábamos en plena edad del descubrimiento, y el aporte de la banda ayudó a que encontrásemos esa identidad como personas que tanto buscábamos a través de la música.
Francisco Callejas – 30
Si bien no fue mi grupo púber de corazón, sí me sentía identificado con la onda punk popera de California. Esas canciones que dedicabas a los 14 años cuando te gustaba alguien del colegio; cuando salías a la calle con tus amigos en skate uno realmente se sentía en un video de Blink durante los veranos con el jockey puesto…ahora la situación de diferente. Puro trap.
Jorge Aspillaga – 24
Una suerte en mi vida fue siempre haber tenido cable gracias a mis abuelos que son muy gringos. Lo que más veía era MTV, lo veía todo el día por sus comedias extrañas además de su música. Era un niño cuando salió Take Off Your Pants and Jacket, y mi video favorito era First Day, lo amaba. Lo mismo con The Rock Show. Compraba posters en la playa, y esa época significó un descubrimiento completo donde incluso, comencé a tocar guitarra.
Como hito de la banda, me acuerdo de su irreverencia. Su último disco, antes de que separaran nos dejó canciones como I Miss You y Feeling This que son increíbles. Pasaba que Blink-182 nos dejaba la sensación de que estos tipos podían ser nuestros amigos, personas con las que daban ganas estar por su buena onda. Cuando se separaron fue una mierda porque estaban en su peak creativo, justo cuando hicieron una canción con Robert Smith de The Cure. Es una lástima no poder ver a esos amigos reunidos hoy en día pese a la reconformación de la banda, fueron el primer bromance de la industria musical y se extraña su conformación tal como la conocemos.
Mauricio Cordero – 24
Fui muy fan. Muy fan. Su mejor momento es cuando Travis Barker -el baterista- realiza un solo con la canción Reckless Abandom. Fue un momento muy cool porque Travis era muy punk: la batería giraba para todas partes y para mí, un niño de 12 años, eso era impresionante. Sin embargo mi favorito era Tom, por las características de su voz, que era más aguda.
Mis papás me regalaron una raqueta de tenis -porque siempre quisieron que fuera deportista en lugar de músico- y la usaba para aparentar que realizaba mis propios conciertos de Blink-182 saltando sobre la cama. Repetía las canciones una y otra vez, sobre todo con Stay together for the kids.
Cuando estaba en sexto básico me hice una argolla en la boca, con un alfiler de gancho. Obviamente inspirado en Tom. Nunca he sido muy fanático de las cosas, pero Blink-182 fue la excepción, abrió la puerta que descubriese mi gusto por la música en general. Por eso y más, muchas gracias Blink.
Ahora un playlist para recordar viejos tiempos.
https://open.spotify.com/user/poustamusic/playlist/0yJy8jzpnIDAQHAmJdzUoL?si=VRHx7SE0R36srnbRg5j6hA