Conmoción. Estupor. Rabia. Pena.

Las palabras de ninguna manera logran describir bien la sensación que se apoderó del país entero cuando esta tarde la PDI informó que la búsqueda de Ámbar Cornejo, de solo 16 años, y que llevaba desaparecida poco más de una semana desde cuando salió a buscar el dinero de la pensión alimenticia que le enviaba su padre y no regresó más, había culminado de la peor forma posible.

Según informó la Brigada de Homicidios de la Policia de Investigaciones a los medios, el cadáver de la joven Ámbar había sido encontrado desmembrado y dentro de un cooler, en la casa de su madre, la cual compartía con su pareja.

Esa ex pareja era Hugo Bustamante, un hombre que el 2005 había sido apresado y condenado por el asesinato su ex pareja y el hijo de 9 años de ella. Por motivos que nadie logra comprender cómo y por qué la jueza Silvana Donoso le otorgó la libertad tras 11 años en la cárcel, cuando su condena era de 27 años.

El caso fue de connotación nacional. Tanto el crimen como su libertad condicional, incomprensible si consideramos que sin mayores presiones, Bustamante confesó tanto a Meaculpa como a Revista Sábado, que podría volver a matar. Que no tenía completo control sobre sus instintos asesinos y macabros.

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