¿Te dejaron el visto en Instagram? ¿No te etiquetaron? ¿No respondieron tu historia? Según un estudio de la Universidad de Basilea, todas estas acciones pueden estar afectando tu ánimo e hiriendo tus sentimientos a puntos insospechados.
La relación que tenemos con nuestros aparatos tecnológicos es cada vez más fuerte. Según el último informe presentado por Sortlist, llamado “Global State of Digital 2021“, una persona pasa en promedio 145 minutos al día en su celular. Un número que se ha visto incrementado por la pandemia mundial en el último año, la que obligó a las personas a continuar con sus tareas de siempre de manera online. Esto está afectando nuestra autoestima.
Si bien este número no es una sorpresa, el aumento en el uso del celular también conlleva un aumento en el uso de sus redes sociales, como Instagram. Una acción que sin dudas tiene una repercusión en nuestro cerebro.
La Universidad de Basilea, en Suiza, quiso investigar qué tanto afectan las distintas situaciones en redes sociales, siendo una muy común el aislamiento social dentro de la app, como por ejemplo ser excluido o ignorado por los amigos en Instagram, Facebook o Twitter.
Para ver los efectos del “ostracismo digital”, el equipo de trabajo hizo cuatro encuestas a casi mil personas, las que comentaron sentirse excluidos y, derechamente, heridos y sin valor por no ser etiquetados en publicaciones de Instagram, cortados de fotos o ignorados en sus interacciones e historias.
“Encontramos que no ser etiquetado amenaza necesidades psicológicas fundamentales, como la necesidad de pertenecer, y se experimenta como muy hiriente”, dijo Christiane Büttner, la autora del estudio en el comunicado oficial de la universidad.
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Jacqueline Sperling, psicóloga del Hospital McLean de la Universidad de Harvard comentó en su publicación oficial “Así es cómo afectan las redes sociales a la salud mental”, que para aumentar la autoestima, las personas publican contenido con la esperanza de recibir comentarios positivos. “Las redes sociales tienen una naturaleza reforzadora. Su uso activa el centro de recompensa del cerebro mediante la liberación de dopamina, una sustancia química para sentirse bien vinculada a actividades placenteras como el sexo, la comida y la interacción social. Las plataformas están diseñadas para ser adictivas y están asociadas con ansiedad, depresión e incluso dolencias físicas”.
En ese sentido, el problema de sentirse fuera del círculo de interacciones tiene pocas soluciones más que evitar estar todo el tiempo en las redes sociales, ya que, según este mismo estudio del Hospital Mclean, el resultado impredecible de las acciones en instagram es lo que provoca que el usuario vuelva a intentarlo una y otra vez. Sperling lo explica así: “Piensen en una máquina tragamonedas: si los jugadores supieran que nunca obtendrían dinero jugando, entonces nunca lo jugarían. La idea de una posible recompensa futura mantiene las máquinas en uso. Lo mismo ocurre con los sitios de redes sociales. Uno no sabe cuántos Me gusta obtendrá una imagen, a quién le gustará la imagen y cuándo recibirá Me gusta. El resultado desconocido y la posibilidad de un resultado deseado pueden mantener a los usuarios comprometidos con los sitios “.