Nuevos experimentos realizados en ratones aparecen como una esperanzadora carta para la lucha contra la adicción.
La adicción es una enfermedad crónica. En el caso de las drogas, su prolongado puede cambiar las estructuras cerebrales y perjudicar la toma de desiciones, el comportamiento, aumentar el estrés y hacerte perder el juicio.
Qingyao Kong es investigador postdoctoral en el Departamento de Anestesia y Cuidados Críticos en la Universidad de Chicago. Ahí estudia la adicción para encontrar una cura. Una de sus investigaciones logró dar con un posible freno para los antojos constantes de cocaína en ratones.
“En el hígado y la sangre humana hay una enzima natural llamada butirilcolinesterasa, que abreviamos como BChE. Uno de los trabajos de esta enzima es descomponer o metabolizar la cocaína en componentes inactivos e inofensivos. De hecho, hay incluso una enzima mutante BChE (hBChE), que fue diseñada genéticamente para acelerar en gran medida el metabolismo de la cocaína. Se espera que esta enzima súper mutante se convierta en una terapia para tratar la adicción a la cocaína. Sin embargo, es un desafío entregar la enzima activa a los adictos mediante inyección y mantener esta función de la enzima en animales vivos”, dice el científico en Free Think.
Junto a su equipo decidieron no proveer esa enzima a los animales, y en cambio diseñaron células madres que llevaran el gen de la enzima BChE. Así podrían fabricar por si mismos la enzima, de manera independiente.
“Primero utilizamos la técnica de edición de genes CRISPR para editar las células madre de la piel del ratón e incorporar el gen hBChE. Estas células cutáneas diseñadas produjeron niveles altos y consistentes de la proteína hBChE, que luego secretaron. Luego cultivamos estas células madre diseñadas en el laboratorio y creamos una capa plana de tejido similar a la piel que tardó unos días en crecer”.
Cuando terminaron de cultivar la piel en los laboratorios los transplantaron a los animales y las células liberaron grandes cantidades de hBChE a la sangre por más de 10 semanas.
“Con el injerto de piel diseñado genéticamente que libera hBChE en el torrente sanguíneo de los ratones anfitriones, planteamos la hipótesis de que si el ratón consumía cocaína, la enzima cortaría rápidamente la droga antes de que pudiera desencadenar la respuesta de placer adictiva en el cerebro”.
La cocaína eleva los niveles de dopamina en el cerebro, lo que genera euforia y también deseos por más droga.
Los ratones a los que se les injertó la piel diseñada en laboratorios eliminaron más rápido la cocaína y sus cerebros tenían niveles más bajos de dopamina.
“Además, los injertos de piel de las células productoras de hBChE pueden disminuir efectivamente las tasas de sobredosis letales del 50% a cero”, continúa el experto.
“Cuando se administró a los animales una dosis letal, todos los animales de control murieron mientras que ninguno de los animales que recibieron la piel diseñada pereció. Era como si la enzima producida por el injerto de piel hubiera inmunizado a los ratones contra una sobredosis de cocaína”.
Luego, y a través de una evaluación lograron describir que los ratones con el injerto de piel disminuían considerablemente su adicción por la cocaína. “Los animales huéspedes con el injerto de piel no mostraron preferencia por la cocaína, lo que indica que el injerto de piel de las células hBChE bloquea eficazmente el efecto de recompensa inducido por la cocaína. De manera similar, el hBChE derivado de la piel interrumpe de manera eficiente y específica la recurrencia de la búsqueda de cocaína después de 25 días de retiro”.
“Para probar si este enfoque de terapia funcionará en humanos, cultivamos tejido humano similar a la piel a partir de células madre primarias de la piel que fueron modificadas genéticamente por CRISPR para permitir la producción de hBChE”.
“Adaptar este enfoque para los humanos podría ser una forma prometedora para bloquear la adicción”, sugiere. “Pero primero debemos tener pruebas suficientes de que funciona bien con pocos efectos secundarios. Del mismo modo, diseñar células cutáneas con las enzimas que degradan el alcohol y la nicotina podría ser una estrategia eficaz para frenar la adicción y el abuso de estas dos drogas”.