Innsaei hizo que me replanteara todo

Innsaei es el documental que plantea la búsqueda del alma, la ciencia, la naturaleza y la creatividad desde un foco intuitivo y de cómo éste puede ser capaz de ser una respuesta hacia todas nuestras acciones en nuestro paso por la tierra.

Innsaei llegó a mis ojos como una casualidad en un domingo cualquiera de Netflix pero que, gracias a ella, vino a cambiar muchas cosas que sentí que había aprendido pero que de pronto, sin darme cuenta, había estado pasando por alto y las comencé a dejar de lado en un espacio cada vez más pequeño dentro de mi lista de prioridades.

Una pieza visual de belleza en todos sus sentidos, donde ninguna imagen está escogida al azar y que como por arte de magia de pronto te sumerge en el más grandioso viaje. Un viaje que se extrapola hacia nuestros más profundos cuestionamientos y deseos por conectarnos con el yo interior y a través de eso, salir a enfrentar el mundo exterior.

“Innsaei es un concepto islandés y que, bajo su ideología, fomenta la conexión humana a través de la empatía e intuición”.

Innsaei es un concepto islandés y que, bajo su ideología, fomenta la conexión humana a través de la empatía e intuición. De esta forma, el trabajo audiovisual viene a poner en la palestra la forma en cómo pensamos, sentimos y enfrentamos los problemas socioambientales de hoy en día, a través de reflexiones de distintos pensadores y espiritistas de alrededor de todo el globo que exploran esta premisa y que, con el Innsaei como base, explican cómo podemos ser parte de este mundo desde una vereda más inclusiva y consciente, en donde las distracciones, el estrés y la falta de empatía van mermando este sentimiento.

El hecho de venir al mundo y seguir un patrón determinado por la sociedad en que estamos inmersos es el principal enemigo de nosotros mismos. Vivimos acostumbrados a regirnos bajo la moralidad, sobre conceptos predefinidos que no nos dejan buscar nuestras propias disyuntivas. Al hacer lo que estamos acostumbrados y seguir siempre el sendero de lo que nos gusta nos quedamos en un estado de comodidad, en un letargo que no nos deja crecer y que, solo saliendo de éste vamos a ser capaces de fallar y aprender a que esa falla es parte de la vida. Fallar significa vivir lo inesperado, es probarte a ti mismo que tienes la capacidad de solucionar problemas, de que estás dispuesto a experimentar lo desconocido y a maravillarte en el camino. El fracaso debe ser una parte de este viaje y solo la intuición nos puede ayudar a salir airosos de ello.

Solo nos hacemos conscientes de lo que nuestro cuerpo y mente es capaz de soportar hasta que lo ponemos a prueba.

Marina Abramović

La intuición es algo con lo que nacemos, es una facultad que todo ser humano que aprecia su entorno puede desarrollar y acrecentar a medida que va percibiendo las señales que la misma tierra le entrega pero, ¿Por qué la hemos olvidado? ¿Qué pasó en el camino que nos transformamos en seres ávidos de información pero faltos de sabiduría? Este paso del conocimiento que nos ha otorgado una cantidad inconmensurable de data que tenemos a nuestra disposición simplemente no sirven de nada si no estamos dispuestos a oír la otra parte que complementa nuestra existencia. El humano utiliza solo el 2% de su cerebro exclusivamente para tomar decisiones “correctas”, el otro 98% puede pasar por un estado de somnolencia eterna si es que no lo escuchamos, si no le damos la oportunidad de crecer y de experimentar sensaciones nuevas.

Estamos de acuerdo en que el mundo de hoy no es el mismo en el que nacimos, se ha transformado cada vez más en una máquina de tiempo que está a punto de explotar, la cual nos empuja minuto a minuto a no analizar más de la cuenta y solo avanzar hacia el siguiente paso, sin dejarnos la capacidad de vivir el momento y no apreciar el instante que tenemos delante, haciéndonos cada vez más expertos en el “arte” del multitasking, la inmediatez y proactividad pero, ¿a costa de qué? Al final del día, ¿es realmente lo que te llena el alma? En un momento llegué a creer que sí, pero me di cuenta de que estaba muy equivocada.

Esa inmediatez con la que estamos preseteados y que se nos impone como parte de nuestro curriculum es la que muchas veces nos hace bajar el nivel de tolerancia, luchar invisiblemente por un espacio en la escala de popularidad y validarnos frente al resto dependiendo del “éxito” que tenemos tanto en el ámbito laboral como social. La falta de empatía hace lo suyo y finalmente solamente alimentamos un ego personal que no nos deja avanzar.

Bajo todas estas bombas mentales que vinieron a mi cabeza durante los 74 minutos que duró el documental (y todo lo que me costó quedarme dormida después) finalmente terminé llorando (cosa que extrañamente no hacía hace bastante tiempo) y no sé si habrá sido por pena, por el alivio de volver a encontrarle sentido a ciertas cosas, o bien, por el hecho de saber que aún hay esperanza en la humanidad (la cual a ratos pareciera estar cada vez más perdida). Pero sí sé que esta serie de imágenes que llegaron a mi sin querer me golpearon lo suficientemente fuerte como para poner los pies sobre la tierra nuevamente y no dejar que la vida me invada de likes, comments, shares y corazones virtuales sin sentido.

A fin de cuentas, solamente estamos en la tierra por un rato y es tarea de nosotros hacer de esta experiencia terrenal algo que para nuestra alma sea enriquecedor y trascendental.

Puedes ver el documentalen este enlace de Netflix.
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  1. Excelente reseña! Me hace pensar que leíste mi mente y sentiste mi sentir! Gracias por tan bella traducción :)

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