En la última semana de julio, tres mujeres que fueron condenadas a muerte y finalmente ahorcadas, se suman a las más de 200 que han sido ejecutadas en el país arábico. En este artículo, te contamos cómo funciona el sistema penal del país y por qué la mayoría de mujeres son condenadas por asesinato de sus esposos.
Alrededor del mundo, actualmente existe una veintena de países en los que se encuentra vigente la pena de muerte, entre ellos Arabia Saudita, Estados Unidos e Irán. Solo en este último, ejecutaron a 32 personas durante la cuarta semana de julio, de las cuales 3 eran mujeres.
Hay países en los que se da más la pena de muerte, pero ningún otro ejecuta más mujeres que Irán: Amnistía Internacional reportó que de las 579 personas que se sabe que fueron ejecutadas en 2021, un 4% eran mujeres en los siguientes países: Arabia Saudí (1), Egipto (8), Estados Unidos (1) e Irán (14).
En las últimas dos décadas, se han ejecutado 233 mujeres en total en el país, de las cuales 106 habían cometido asesinatos, mientras que el resto tenía condenas por tráfico de drogas y se especula que un menor porcentaje de mujeres habían tenido relaciones sexuales fuera del matrimonio.
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Roya Boroumand, directora ejecutiva de la organización de derechos humanos Centro Abdorrahman Boroumand, con sede en Estados Unidos, explicó a BBC Mundo que la causa del alto número de ejecuciones se puede atribuir a la falta de flexibilidad de la justicia iraní. Por ejemplo, no existe la pena de cárcel cuando se comete un asesinato y sólo las familias de la víctima pueden decidir si se indulta a la persona.
Uno de los casos mediáticos del último tiempo fue el de Sanubar Jalali, afgana de 40 años que recibió la ayuda de una activista iraní llamada Atena Daemi para buscar el indulto por asesinar a su esposo. Sin embargo, fue imposible ubicar a la familia de la víctima y Jalali fue ejecutada a principios de agosto. El día que fue ahorcada, había una niña de 15 años.
El sistema de justicia es calificado como sexista por diferentes activistas feministas. Una de ellas es la periodista Asieh Amini, quien dejó Irán para vivir en territorio noruego. Apunta a que la ley es la raíz del problema, ya que considera la figura paterna como la cabeza de la familia, que tiene poder de decisión incluyendo en el matrimonio de sus hijas. El efecto de esto es que niñas y mujeres terminan casadas con hombres que las violentan, y al no poder divorciarse, el sistema las lleva a la desesperación de matar a sus maridos.
“Algunas de estas mujeres confesaron que ellas mismas cometieron el asesinato o alguien las ayudó. Casi todas enfatizaron en que si hubiera habido una manera de apoyarlas contra la violencia que estaban soportando, no habrían cometido el crimen”, asegura Amini.