El director Fernando Guzzoni y el actor Nicolás Durán nos revelan el porqué y el cómo de filmar una película del crimen de Daniel Zamudio desde el punto de vista de los autores del brutal crimen.
Jesús baila K-pop, sale a carretear con sus amigos durante las noches, se come a minas cerca de una animita, no tiene mamá y su papá nunca está presente.
Dentro de este panorama, las oportunidades de tomar malas decisiones se despliegan frente a ti y el universo te lleva a estar en el lugar incorrecto, con gente incorrecta.
Dirigida por Fernando Guzzoni, Jesús, que se estrena el 26 de octubre, es un largometraje realista, crudo, violento, envuelto en un imaginario hipermasculino de personas alienadas, que no se conectan del todo porque no saben cómo hacerlo. También es la historia de un niño que está en la transición a la adultez, que aún está descubriendo quien es y quien quiere ser.
Inspirada en la historia del crimen de Daniel Zamudio, Jesús pone el ojo en la historia de los victimarios: “Para mi la inspiración tiene que ver con que uno arbitrariamente toma los elementos que quiere de un hito público, una conversación o de lo que sea y desde ese lugar instalo infinitas licencias con respecto a ese caso original. Ahora, ¿Por qué desde el lado del victimario y no de la víctima? Tiene que ver porque a mi la oficialidad no me parece tan atractiva. Lo políticamente correcto era tomarlo desde la víctima, pero sentía que esos victimarios que yo había investigado o el que yo había construido en mi ficción apelaba a una cosa mucho más compleja y mucho más incómoda, que suele invisibilizarse, que suele obviarse, que nadie quiere mirar”, dice Fernando.
Fernando partió investigando a los asesinos de Zamudio el 2012, especialmente enfocado en el caso de Fabían Mora Mora, con el cual Jesús guarda algunas similitudes. También, la investigación del director se cruza con la del periodista Rodrigo Fluxá en el libro Solos en la noche, donde plantea como tesis que el móvil del crimen no fue de odio, sino que una casualidad de jóvenes perdidos en la vida que tomaron una pésima decisión: “Muy entrada mi investigación, cuando mi película ya era pública, me enteré de la investigación de Fluxá y habían muchas coincidencias y llegamos a tesis muy similares. Evidentemente hay un proximidad entre dos mundos. (…) Yo cuando vi esta investigación vi a estos chiquillos y no me parecieron neo nazis a priori y los busqué en Facebook y sus cuentas estaban abiertas. Me empecé a hacer amigos de todos sus amigos y le empecé a escribir para juntarme con ellos, pero nunca hice eso con Zamudio. Nunca me interesó, no porque tenga un desprecio a Zamudio, sino porque lo que me parecía horroroso era cómo cuatro seres humanos podían matar de esa manera tan abyecta y brutal a otro niño”.
Pero esta no es la historia de un solo hombre, ya que todo creador tiene, por decirlo de alguna forma, su musa. Aquí entra Nicolás Durán, un joven actor de 21 años que fue uno de las 411 personas que Fernando y su equipo audicionaron. “No encontraba exactamente lo que quería hasta que en los últimos 11 apareció el Nico por casualidad, porque alguien me mostró una foto. Quedaba un mes y medio para empezar el rodaje y no había protagonista. Los directores tenemos una obsesión y yo estaba buscando al Nico, a ese personaje. A los dos minutos del casting me di cuenta que el Nico era, tenía una energía muy fuerte, muy desbordada, de mucha verdad y era receptivo con las indicaciones”.
Nicolás tenía 18 años cuando comenzaron a rodar, en 2015. Antes de eso había rodado su primera película Stranger, producida por Sobras y con los cuales trabajó como traductor.”Fue una conexión súper fuerte y súper real. A parte de relación director actor fue súper importante porque tuvimos una relación de amistad. Por ese tiempo yo estaba pasando por una situación súper difícil . Yo soy súper depresivo, emo, y Fernando me apañó caleta, no sé si era por cuidar a tu actor de que no se matara…
Fernando: Por eso no más. Después terminado el rodaje ya me daba lo mismo (risas).
Nico: No, mentira. Me queriai, hueón.
El hijo de Dios
Ambos construyeron a Jesús, el personaje, durante el rodaje de la película. “En un principio, Jesús era un chico súper tímido, como medio pavo y lo terminamos convirtiendo en un pendejo estúpido, en un pendejo que llega a desesperar. Súper influenciable. A eso voy con pendejo estúpido. Muy manipulable, súper maleable, el loco no tiene una opinión propia, le dicen donde ir y va. La construcción fue extensa, sobre todo el hecho de quedarme solo, de dejar de juntarme con mis amigos para sentirme como Jesús, y cuando salía hacerme mierda. Esa es la forma de llegar a los personajes, como un poco convertirme en ellos”, explicó Nicolás.
Fernando: Yo creo hay una edad donde se empiezan a construir las identidades y las realidades, y evidentemente pasa cuando hay personalidades gregarias donde algunas son más fuertes que otras. En esa construcción de identidad uno se deja llevar por otro y a mi me gustó crear un personaje que estaba eclipsado por los otros. Si bien el protagonista baila K-pop y el Nico no baila ni en la ducha, es contemporáneo a ese personaje, ha carreteado en esos lugares, le han pasado cosas similares. Tratamos de incluir elementos de la biografía del Nico, sensibilidades que él tiene, al servicio del personaje. En el rodaje tratamos de hacerlo súper vivencial, se siente un poco en la película, pero el proceso de filmación también era así; el Nico iba sintiendo las cosas que le iban pasando, en una progresión emocional, más que en una sistematización de trabajo.
¿Por qué ponerle Jesús a la película?
Fernando: A lo largo de la película había cierto guiño a relatos bíblicos o elementos simbólicos que tenían que ver con el agua como elemento de expiación, con la expiación, con el sacrificio de Isacc por Abraham, que tiene que ver con la traición, el padre que entrega al hijo. Había un juego con este nombre que es súper pregnante y ese es un poco el motivo.
Nicolás: Esta imagen media fantasmagórica del papá, como Dios. Entonces tienes a Jesús que está solo frente al mundo y a un papá que sabes que está pero que no lo ves. Jesús ve muy pocas veces a su papá en la película. Esa misma escena del agua es la despedida del personaje, fue mi última escena como Jesús. Fue la limpieza, fue realmente una limpieza para Jesús el personaje y una limpieza para mi, porque en ese momento el personaje se me fue de encima. Fue muy cuático, súper simbólico.
Para Fernando, Jesús es una película que aborda una relación padre e hijo, interpretados por Nicolás y Alejandro Goic: “Tenía que ver con un imaginario masculino que es violento, que es desafectado, con la crisis de las relaciones filiales, amorosas, con la ausencia de la figura paterna, con la búsqueda de la identidad de un niño y no hacer yo una condena a su personaje, sino que desnudar su complejidad, esa era un poco la idea (…) Esto tiene que ver con que en el fondo el papá es el que te da la identidad, el que te da el apellido, es como la puerta a la sociedad, pero la mamá es la que te ofrece la contención emocional, la estructura afectiva. Y en este caso eran dos hombres que no podían dialogar, uno nacido en el 50 y otro nacido en democracia, que tienen imaginarios y background distintos. Aunque tengan un vínculo sanguíneo, son dos desconocidos, esa es la tesis de la película”.
Nico: Uno viene de la libertad y otro del miedo.
Sexo real
Quizá lo más llamativo de la película es la realidad con la cual algunas escenas están tratadas, como por ejemplos las de sexo, el cual es real. Tiene muy poco de simulado, no hay prótesis. Sexo real entre personas de ficción.
Fernando: Tiene que ver con la naturaleza de la película. Yo entendía que se trataba de una película juvenil y yo quería abordarlo con verosimilitud, no quería ser un turista como director. Me parecía que había algo muy interesante con respecto a la sexualidad, que a diferencia de mi generación o de otras generaciones, no había una urgencia por definirse sexualmente de soy hetero, soy gay, soy bisexual. Me parecía muy bonito la idea de cuerpos que se encuentran en búsqueda de deseo, placer, afecto, amor, o de lo que sea y que no había un juicio de parte del personaje, sino que simplemente habían encuentros, eso primero. Segundo, me parecía que había un elemento bien decidor y muy propio de cuando uno es chico, que no tienes lugares de intimidad para tener sexo y puta tenís sexo en lugares públicos. Respecto a la decisión de filmar y mostrar también me parecía que no podía ser pudorosa la película, no podía hacer una cosa sugerida y quedarme como a medio camino y tratar de apelar a una generación o a unos personajes en particular que tienen desmesuras desde la violencia o la sexualidad y ser conservador a la hora de filmarlo.
Nico: Aparte tienes que equilibrar el nivel de violencia que hay en la película y lo real que se ve la violencia con el sexo.
Fernando: Por eso cuando uno dirige y toma directrices a la hora de filmar una película uno busca que la obsesión que está en juego, sea interpretada y los actores sean un móvil de eso, lo cual complejiza la búsqueda de los actores evidentemente. Por eso, lo primero que yo hacía era decirle a Nicolás, o a Sebastián (Ayala), o a la Coni “hay escenas de sexo que quiero que sean explícitas, quiero ver genitalidad”. El sexo es genital y no me parece que haya nada oscuro ni ominoso en eso, eso es un constructo cultural. Me parecía bonito mostrarlo, esa fue la decisión. Son actores valientes, personas generosos conmigo que entendieron que esto no era una arbitrariedad o un capricho. Estaba al servicio de una búsqueda.
Nico: La verdad es nunca he tenido tapujos ni temas con mi sexualidad ni con los desnudos. No le tengo miedo a la piel, de partida. Y esto se conversó la segunda vez que nosotros nos juntamos, Fernando me dijo “mira, te voy a ser súper sincero. En la película hay escenas de sexo y quiero que sean súper explícitas, muy fuertes y quiero saber si estás dispuesto. Y yo le dije “obvio que estoy dispuesto”. Todavía hay gente que se impacta con cuerpos, con sexo, con una imagen real y yo también quería eso.
En este momento, la atención se centra en ambos. Fernando toma el rol de periodista y comienza a entrevistar a Nicolás.
Fernando: ¿Pero que sentías tú cuando ibas a filmar? Sé honesto, quiero saber como opera la mente de un actor, el cuerpo.
Nico: Hay un poquito de nerviosismo con la primera escena de sexo porque hacía más frío, eran como las cinco y media de la mañana y teníamos que grabar la escena ya. Tenía miedo de que no funcionara porque estaba a la interperie. Pero todo salió excelente. Me sentí súper cómodo en todo momento.
Fernando: ¿Y la escena gay? Tu eres hetero, no hetero curioso.
Nico: Ahí hubo un poco de nerviosismo por el propio hecho de que yo no soy gay y si se me vio el pene súper erecto en la escena heterosexual, cómo no se me va a ver así en esta escena, si se supone que a Jesús le gusta el amigo. Había un poco de temor porque yo no conocía el mundo sexual gay, conversé mucho con amigos. Por eso nos hicimos súper amigos con Sebastián Ayala, porque ¿cómo no íbamos a tener confianza suficiente para tocarnos, para sentirnos? Fue más el trabajo de tener la confianza que el nerviosismo en escena. La escena la hicimos en una toma, aunque fue larguísima, entonces ya estábamos súper preparados.
Fernando: ¿Sentiste placer?
Nico: No, nunca, aunque me hubiera encantado.