“Cuando una manifestación pacífica se toma la calle y obliga a los conductores a bajarse y bailar para poder seguir avanzando, deja de ser pacífica”.
“Es humillante y violento. Por eso, el respeto es el mejor legado que le podemos dejar nuestros hijos”, dijo hoy, 12 de octubre de 2019, en medio de quizá el Paro Nacional más grande que la historia moderna de Chile recuerde, la ministra vocera de Gobierno, Karla Rubilar.
El diputado UDI Juan Antonio Coloma describió lo del “el que baila pasa” como “indigno y denigrante”, su colega de partido Javier Macaya fue unos cuantos cientos de pueblos más allá y dijo que el asunto era una “práctica fascista” de la Alemania nazi.
Que distinto y no en extremo ridículo sería este país si esa mismas condenatorias palabras se las hubiésemos escuchado al momento de referirse a las casi 200 personas que han sido mutiladas de sus ojos, las miles que han denunciado alguna forma de abuso policial, o respecto de los 20 muertos, a manos de las fuerzas de orden público.
Pero no lo han hecho. Y es insultante, ofensivo y delirante. Es una audacia descarada. Hoy de pasada dijo que carabineros solo empleaba los balines contra manifestantes violentos, sin ninguna prueba contra ninguno de los heridos. Menos, imagino, contra Gustavo Gatica, que estaba sacando fotos cuando le dispararon en los dos ojos.
Hagamos un ejercicio, vuelve a leer las palabras de condena al hecho de que manifestantes hagan salir a bailar a la gente de sus autos, pero imagínate que se estuvieran refiriendo al hecho de que gente ha perdido sus ojos, ha muerto y/o ha sido violada por el actuar condenado internacionalmente de Carabineros de Chile.
¿Sentirías menos rabia? ¿Menos pena? ¿Menos angustia? Yo creo que sí. Personalmente, me gustaría. Es más, siento que necesito, exijo, que el Gobierno deje de hacer declaraciones así de ridículas y de una vez condene las evidentes y aberrantes violaciones a los DD.HH. ocurridos durante este casi mes de estallido social.
Qué tranquilidad sentiríamos, para empezar a salir del fuego, que Rubilar tuviese un pelo de la decencia y la valentía de la Defensora de la Niñez, Patricia Muñoz, para condenar enérgicamente las violaciones a los DD.HH como lo hizo antes la Comisión Internacional de DD.HH.
Pero no. Decidieron una vez más reírse en nuestras caras y armar un escándalo por una estupidez del porte de un transatlántico.
Convengamos que te puede dar lata, verguenza, o simplemente no querer hacerlo. Y todxs quienes hemos estado ahí sabemos cómo opera el jueguito y no tiene otro fin que hacer participar a los automovilistas del asunto. ¿Puede ser medio imbécil o absurdo? 100% de acuerdo.
¿Es para salir a disparar como lo hizo el demente John Cobins? Ni en un millón de años, supongo.
Y por último, quien pueda siquiera poner como contrapunto de una violación a los DD.HH. como la mutilación de un ojo, una tortura sexual, detención ilegal o golpiza el hecho de que te hagan salir del auto un segundo para bailar unos segundos, derechamente tiene un pedazo de cemento adentro del pecho en lugar de un corazón.
Y eso es exactamente lo que acaba de hacer el Gobierno de Chile.