Humildemente proponemos esta imagen para premio.

Texto y foto por Numero127

Esta debe ser una de las mejores fotos que he sacado este año. Solamente por lo que representa.

Luego de que personas cercanas a Sebastián Piñera rechazaran la idea de hacer campaña junto a José Antonio Kast, pues decían que “le cortaría las alas” a esta candidatura que hacía un llamado al centro, bastó un par de horas y un resultado deficiente del ex mandatario, para que Kast se transformara en el nuevo perro del empresario. Así la codiciosa campaña de Piñera, que en su discurso apelaba a una segunda transición, a construir una campaña en torno al legado del presidente Patricio Aylwin, se vio vertiginosamente excitada por un parlamentario que afirmaba que “si Pinochet estuviera vivo, votaría por mí”, de un candidato que asevera que “las Fuerzas Armadas no usaron la fuerza para tomarse el poder, sino para recuperar Chile”.

Y así se reunieron, a unos minutos de que el resultado fuera irreversible, conversaron a puertas cerradas y escaparon por la cocina. Arrancaron por la cocina. Lugar que marca cómo se elabora y maquina una victoria en segunda vuelta.

No estoy diciendo que haya que votar por Guillier, un candidato que afirma que en los próximos cuatro años se retirará de la política, no me produce la confianza para construir un proyecto país de largo plazo.

Solamente quiero clarificar un punto, de entintar con palabras los tiempos en que vivimos. Que un dictador siga penando tan fuerte en las raíces de una sociedad que lo vio morir hace más de una década. Son tiempos de indecencia. Y necesitamos hombres y mujeres decentes para tiempos indecentes.