Hace varios días el aire estaba enrarecido en Mejillones. Había comenzado marzo y al igual que en otras zonas del país, en la ciudad se hicieron manifestaciones contra el gobierno de Sebastián Piñera. Por esos días, el pintor y diseñador Sergio Castillo (32) se enteró de que el joven Michael Hurtado (18) había perdido su ojo por un perdigón en la manifestación del lunes 2 de marzo. Sabía que la represión estaba violenta, sin embargo, no se involucró en las protestas hasta que su hija se vio afectada por el actuar de Carabineros.
El miércoles de esa misma semana, Sergio recibió un llamado cerca del medio día que lo puso en alerta: le avisaron que el jardín donde asistía su hija había sido evacuado debido a que habían llegado bombas lacrimógenas. Tomó su bicicleta y se dirigió a toda velocidad al lugar. Mientras llegaba, las parvularias del establecimiento evacuaron como pudieron a los infantes por una puerta trasera y los llevaron a una plaza. Cuando llegó se encontró con bebés de un año llorando porque no podían respirar.
“Vi a mi hija con los ojos llorosos y la envolví en una sábana. Estaba sin zapatos porque salieron arrancando en la hora de la siesta. Me la llevé sin ninguna seguridad a la casa. Justo por donde tenía que pasar llegaban los gases también. Entonces, cuando pasé por ahí mi hija volvió a sufrir los efectos de la lacrimógena”, cuenta.
Llegaron a su departamento cerca de las 14:00 hrs. Ahí Sergio volvió a sentir rabia y bajó a la calle nuevamente. Los enfrentamientos continuaban a esa hora. Con su bicicleta, Sergio ayudó a evacuar algunos estudiantes que estaban sufriendo los efectos de las bombas lacrimógenas. Luego de esto, la intensidad de los enfrentamientos bajó.
La fractura del cúbito
Al caer la noche, los estudiantes volvieron a salir a las calles a manifestarse contra la represión de Carabineros. Sergio conoce de cerca la realidad de muchos de ellos. Desde hace 3 años hace clases en la Academia de Arte de Mejillones, donde ha podido desarrollar una relación estrecha con la comunidad,
A juicio de Sergio, la rabia de los jóvenes se debe a que Mejillones se ha transformado en una zona de sacrificio.
“Es una ciudad super pobre, a pesar de que tiene uno de los mayores porcentajes de empresas termoeléctricas en Chile. Es una de las ciudades que más aporta energía a Chile. La proporción entre el pueblo y la industrialización es una cosa desmedida. Acá se contaminan las aguas y el aire con carbón”, señala.
En apoyo a ellos, Sergio se organizó con un grupo de amigos para ayudar a los manifestantes heridos. En una casa armaron un cuarto provisorio con elementos de primeros auxilios cómo gaza, alcohol, entre otros.
Cerca de la medianoche salió de la vivienda donde se encontraba para ver las manifestaciones. Cruzó la calle y se encontró de frente con una patrulla de carabineros. Del vehículo policial bajó un uniformado que lo apuntó directamente al cuerpo. En una reacción instintiva se tapó su cara con su brazo derecho que recibió el impacto de un balín que le hizo pedazos el cúbito (el hueso largo del antebrazo).
Al ver esto salió corriendo al hospital y lo trasladaron a Antofagasta donde se encuentra hospitalizado. Allí le hicieron una intervención donde le sacaron los pedazos de huesos más astillosos que tenía. Le pusieron un yeso provisorio y le dieron un tratamiento de antibióticos. El impacto fue tan fuerte que una astilla del hueso quedó expuesta. El traumatólogo que lo atendió dice que le espera un largo periodo de recuperación.
Según cuenta, la fractura en su brazo le significa un problema para seguir ejerciendo su trabajo en el taller. “Dañaron mi herramienta de trabajo. Yo vendo cuadros y dibujos. Mi trabajo es producir imágenes. Además, me veo afectado tanto en lo artístico como en lo social para mi el taller es mi alma, no lo hago por dinero o porque me obliguen. Lo hago por que me siento satisfecho de entregar ese conocimiento. No me duele el brazo, me duele adentro”, afirma.
Ahora está esperando a ser operado, para luego juntar los papeles y poner una denuncia contra Carabineros. “No me importa la plata. Me importa que hayan culpables”, sentencia.
Pousta intentó comunicarse con Carabineros para tener su versión de los hechos, pero hasta el cierre de esta edición no recibimos ninguna respuesta por parte de la institución.