Las listas negras promueven un aula insegura y que normaliza la violencia, donde abunda la homofobia y la discriminación de todo tipo.

Por Kari Urrea, activista Red Abortando Mitos de la Sexualidad

Segundo lunes de noviembre del 2015, nos quedaban pocas semanas para pasar a cuarto medio y un pequeño regalo nos dejaban las alumnas que egresaban aquel año. Un papel arrugado el cual alguien quiso deshacer, plasmaba crudas opiniones sobre las compañeras de cursos más bajos. Pasó de mano en mano, e incluso se formaron pequeños grupos en la sala para leer aquel conjunto de chismes y descalificativos. Entre risas y miradas nerviosas leían cada nombre seguido de sus respectivas frases hirientes o joteo lésbico que las “queridas” ex compañeras quisieron regalar como recuerdo de su paso por el colegio Santa Rosa. Sin duda fue el tema de conversación durante todo ese lunes, e incluso permaneció en la boca de las estudiantes durante toda la semana.

¡Que tradición más violenta! La lista negra es una nefasta tradición de despedida o incluso de venganza que se ha apoderado de los cuartos medios de muchos colegios de nuestro país.

Quizás quienes lean esto pensaran que estoy siendo grave, pero más que nada quiero hablar de las consecuencias que estas listas negras pueden traer consigo.

Estas listas contienen palabras que denigran la vida sexual e intima de muchos adolescentes, hablan sobre asuntos personales que no deberían ser tomados como burla, atacan la orientación sexual de muchos y muchas, avergüenzan a las personas por su aspecto, e incluso disparan palabras de odio sobre el peso o características corporales.

Recuerdo haber escuchado famosas anécdotas de listas negras de años anteriores, donde no solo eran palabras escritas en un papelógrafo o pizarra, sino que incluso se convertían en ataques contra otras alumnas, que incluían actos ofensivos leves como tirar agua o harina, hasta actos violentos y denigrantes como cortes de pelo, humillación publica y golpes en el espacio escolar.

Las listas negras promueven un aula insegura y que normaliza la violencia en la escuela.

La adolescencia es la etapa donde vamos formando nuestras personalidades, donde suceden nuestras primeras veces en diferentes sentidos (iniciación sexual, en el pololeo, etc.). Es en la educación media donde les jóvenes vivimos situaciones que pueden influir en nuestro futuro, a esta edad somos más sensibles psicológicamente a situaciones de humillación y degradación pública. Actos como la lista negra pueden marcar y dañar la salud mental de una persona, la reputación de muchos está en juego con algo que no es un juego sino un acto de violencia.

Pero no todo es odio y mala onda, en varios colegios han querido revertir esta situación y por ello crearon la lista rosada, donde se destacan las cualidades positivas de los alumnos y alumnas en vez de atacarlos (el colegio Sagrado Corazón de Concepción es un ejemplo).

Cambios en las prácticas al interior del liceo que inspiran la buena onda y un mejor clima escolar que deberíamos vivir en todos los espacios educativos del país y sobre todo replicar en cada generación de egresados. Por esto es urgente que la Educación Sexual Integral sea reconocida como parte del currículum escolar. La educación sexual es un derecho que debemos exigir y es obligación legal en Chile desde el año 2010 para los estudiantes de enseñanza media.

Con estas últimas palabras quiero dejar un mensaje claro y espero que quede en la mente de muchos. Nadie puede humillarte, tu vida sexual es algo totalmente personal de la cual solo tú puedes hablar, tú la vives como se te de la gana, defiéndela con garras y mordiscos, al igual que tu orientación sexual, identidad de genero y expresión. ¡No dejes que nadie se burle de cómo es tu cuerpo, de tu voz o forma de ser! Somos una diversidad enorme, por ello hay que entender que nadie es igual al otro, pero si hay que tener muy claro que somos personas con los mismos derechos tanto humanos, como sexuales y reproductivos! Defiéndete, empodérate y actúa.