Otra de las grandes novedades, por llamarlo de alguna forma, que nos depara este nutrido Lollapalooza “chilensis” es la presencia de los Arctic Monkeys, una banda relativamente nueva pero que se las ha ingeniado para formar una sólida base de fans.

A mí parecer la gran gracia de los Arctic Monkeys, es que fueron capaces de llevar el sonido de rock-pop inglés, en una época en que estaba dominado por bandas medias “sonsas” o sin mayor peso, y le dieron ese necesario toque de rock que les estaba haciendo falta.

Tienen algo además que a mí me resulta muy atrayente, y esto es lo inmensamente técnicos que son para tocar. Si uno le pone bastante atención a su música, se puede dar cuenta que lo que están haciendo, por lo general, no es fácil.

Me gusta ver esas bandas que se esfuerzan por hacer algo que está fuera de la normalidad, del quedar bien o del hacer bailar a las personas. Un par de acordes tocados de buena manera hacen una canción, pero unos buenos acordes tocados con distintos tiempos, baterías locas, guitarras rápidas hacen una buena canción… hacen, en este caso, a los Arctic Monkeys. A quienes esperamos con los brazos abiertos.

De todas maneras, no quisiera pasar por alto que el último disco cambió en algo su estilo, y no era lo que yo esperaba, pero aún así me quiero quedar con la imagen de los Arctic como rockanrolleros de tomo y lomo, impresión que creo quedará luego de su presentación el Lollapalooza.