Ladytron tiene una sutil reminiscencia a todo lo oscuro, gótico y underground del synth antiguo. Ese que escuchaba la gente realmente rara, los alternativos o góticos, más no “las niñitas bien” como hoy en día. Es por eso que su espectáculo de cierta forma prometía una experiencia en la que tenías que tomar un bando; o eras un fan de tomo y lomo o simplemente un espectador de eventual performance brutal.

Lamentablemente el cuarteto de veteranos, fiel a su estilo, presentó un show sobrio, a veces hasta frío, aunque esto no evitó que su público más cercano coreara visceralmente todos sus singles. En ese caso, si no pertenecías a este grupo, para ti no habría nada, pues ni hubo un espectáculo friki ni tampoco la carismática banda que te pintaban una década atrás.

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