Después de varias semanas en el centro de la polémica, la Piccola Italia debe afrontar su futuro incierto, porque ahora no sólo nadie quiere comer ahí, sino que tampoco trabajar en un lugar como este.

Hasta el ministro del trabajo ha sido parte del debate, que condenó las prácticas del “Tyson”, el aludido jefe de cocina que actuó de forma déspota y pidió disculpas públicas llorando en el matinal de TVN (que imaginamos, ha generado bastante rating porque le han dado como caja a la situación).

Fue la misma Rosa Oyarce, aquella mujer que nos ha salvado de morir múltiple veces de intoxicación en diversos restaurantes del país (y que es muy odiada en las fondas) quien advirtió recientemente sobre las condiciones sanitarias y laborales del lugar en cuestión.

“Se levanta un sumario por condiciones de infraestructura, condiciones del baño de la gente que está manipulando de alimentos y además las altas temperaturas que se detectaron el sector de la cocina donde están la mayoría de sus trabajadores”, informó la autoridad sanitaria.

Eso sí, la Seremi de salud aseguró que no había problemas de manipulación de alimentos, y que el sumario abierto hacia la sucursal corresponde a problemas netamente estructurales.

El gerente general de la empresa, Sebastián Vanella, reconoció que los sucesos de maltrato fueron de máxima gravedad y pidió disculpas públicas a los trabajadores el día de ayer.

“La administración de la Piccola Italia declara que ofrece disculpas públicas a todos nuestros trabajadores y trabajadoras por la situación del maltrato, abuso o vulneración de los derechos fundamentales que sufrieron o pudiesen haber sufrido”, señaló el gerente.

“La administración reconoce que estos hechos son de la máxima gravedad y se compromete a aclarar y a ejecutar todas las medidas reparatorias que imponga la autoridad, para evitar que estos hechos se vuelvan a repetir en el futuro” concluyó.