Lena Dunham está en la portada de febrero para Nylon, donde habló de su experiencia con Girls y de cómo es plasmar su crecimiento en un show televisivo.

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“Solía pensar que la peor cosa en el mundo era que alguien tuviera un pensamiento sobre ti que ni siquiera tu tuvieras, pero ahora digo, ‘¡hagan lo que quieran!’.”

Después de seis temporadas de crear, escribir, dirigir, producir y actuar en su serie, Girls, Lena Dunham finalmente ha aprendió a pedir perdón cuando comete errores pero asegura que nunca se disculpará por vivir plenamente. Desde que Girls salió al aire muchos críticos han dicho que habrían podido hacerlo mejor que ella, y para ser sincera, Dunham cree que hay algunos aspectos del show que no se sienten correctos. “No haría otro show que los personajes principales fueran cuatro mujeres blancas”, explicó.

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Lena Dunham, quien interpreta a Hannah Horvath explica por qué hoy habría hecho diferentes las cosas. “Cuando escribí el piloto tenía 23 años. Cada personaje es una extensión de mi y pensé que estaba haciendo lo correcto. No estaba tratando de escribir la experiencia de alguien que yo no conociera y no habría introducido una niña negra sin entender su experiencia en un Brooklyn hipster.”

Jemima Kirke, amiga de la infancia de Lena y además co protagonista de Girls, ve la evolución de su propio personaje como signo del crecimiento creativo de Dunham. “Ella se está haciendo más libre. Quiere que la gente la entienda pero también intenta no disculparse tanto. No sé por qué carajo a Lena Dunham, más que cualquier otra persona, se le pide que se disculpe tanto.

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Por apoyar a Hilary Clinton y por ser una feminista activa por muchos años, Dunham ha sido acosada muchas veces. Después de que Trump ganó las elecciones, su cuenta de Instagram estaba llena de amenazas, pero ella entiende por qué es un blanco: “Muchos de los aspectos con los que estamos lidiando en Estados Unidos no es solo misoginia ni racismo, es la disputa constante entre las diferentes clases sociales de la que no se habla”, asegura. “Entro a un lugar y digo: ‘fui a Oberlin, mis padrinos son críticos de arte, fui criada en reuniones de coalición de acción femenina’ y eso es repugnante para muchos en miles de niveles. Hay un sentido de snobismo o intelectualismo que se siente como el enemigo del patriotismo y de la clase trabajadora, que en ningún caso es la posición en la que quiero estar”.

Una de las lecciones profesionales más difíciles de Dunham ha sido la necesidad de caerle bien a todo el mundo. “A veces ser creador, y sobre todo creadora mujer es un ejercicio cuando hay que callar las voces de algunas personas, porque hay muchos que creen que entienden mejor como hacer tu trabajo que tu mismo.”

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Sin importar la reacción, Dunham siempre va a proteger su creación, mal que mal, es una serie que muestra cómo ella crece frente a nuestros ojos y eso es lo que lo hace tan especial. “Sé que nunca más voy a tener otra experiencia laboral como esta” afirma con nostalgia pero terminando un interesante proceso después de ocho años de trabajo.

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