Tres casos de lepra confirmados  -cuyos afectados son inmigrantes de la comunidad haitiana de nuestro país- despertaron las pasiones e ignorancia de personas que inundaron las redes sociales con comentarios penosamente nacionalistas y xenófobos.

Los conocimientos generales existentes en torno a la lepra se limitan a historias religiosas y caracterizaciones inadecuadas presentes en películas y series de televisión. Lo anterior podría explicar el comportamiento alarmista de aquellos exaltados que ven con miedo una enfermedad técnicamente erradicada en nuestro país –e incluso en la mayoría del mundo-. Sin embargo, nada justifica la ola de racismo que culpa a los inmigrantes haitianos de traer “una epidemia a suelo chileno” y al gobierno de “inoperante” con argumentos pobres y con ortografía tipo ola k ase.

La situación debería ser distinta. En lugar de la violencia desmedida presente en Twitter y otros portales de opinión, se debería mostrar empatía por aquellos que encontrándose enfermos, deben permanecer bajo el escrutinio público en un país de idioma extraño y que los ataca.

Pero la realidad nos hace perder un poco la fe como sociedad al demostrarnos que el racismo en un país mestizo como Chile, sigue estando presente en sus formas más explícitas dejándonos con la sensación de que es mucho más difícil de erradicar que la lepra en sí.

Acá, algunas de las joyas que nos hacen meditar sobre el rol que juegan las redes sociales a la hora de entregarle libertad a ciertas personas para emitir una “opinión” que debiese ser responsable:

https://twitter.com/Anadipsia30/status/892182854486171651

Es cuestionable darle más tribuna a los trolls de la que se merecen, pero ignorar este comportamiento significa desconocer que existe un problema de tolerancia racial en nuestro país, y es que lamentablemente, la situación puede traspasar el universo de las redes sociales y muchos inmigrantes podrían enfrentarse a situaciones de discriminación laboral donde les pidan certificados médicos para trabajar en algún oficio particular. Tomando en cuenta que los inmigrantes no hablan español y tampoco están registrados dentro del sistema previsional de salud chilena, la ignorancia podría dejarlos sin poder costear sus necesidades básicas.

Pero si tenemos que desestimar los argumentos expuestos por la gente en Twitter uno por uno, el primero sería acerca de la “exportación” de esta enfermedad hacia nuestro país, algo completamente falso ya que la lepra tampoco es un problema de carácter grave en la isla del Caribe.

De hecho, La Pan American Health Organization afirma que la lepra no es un problema importante de salud pública en Haití, con alrededor de 40 casos notificados anualmente. Los esfuerzos ahora se orientan a integrar el control de la lepra en un programa más amplio que aborde las enfermedades dermatológicas que generalmente no se diagnostican ni se tratan adecuadamente en el país.

En segundo lugar, el Estado de Chile tampoco se hace cargo de los costos de tratamiento y erradicación de la lepra en su territorio, ya que desde desde 1995 la OMS proporciona gratuitamente el tratamiento a todos los enfermos del mundo, basado en una opción curativa simple y muy eficaz para todos los tipos de lepra y que corresponde a una mezcla de 3 fármacos por un periodo de 6 a 9 meses dependiendo de la carga de la bacteria y la extensión de las lesiones, según nos explica Nicolás Correa, Médico residente del servicio de urgencias de la Clínica Dávila.

En tercer lugar, la lepra es una enfermedad muy difícil de contraer  ya que  “las bacterias que invaden el organismo se diseminan a través de los ganglios linfáticos, donde se genera  una respuesta inmune que generalmente logra vencer a la bacteria y no se produce enfermedad. De hecho, se estima que solo alrededor del 5 a 10% de la población es susceptible a la infección” aclara el profesional.

 Por último, el profesional también concuerda con los prejuicios existentes sobre la lepra y que se manifiestan de forma transversal en la sociedad de hoy en día.

“Es una enfermedad poco comprendida y muchas veces temida por la gente en general  como también por profesionales de salud a pesar de no ser altamente contagiosa y contar con un tratamiento  efectivo” afirma.

Por eso es necesario concientizar sobre la nula peligrosidad de una enfermedad controlada y tender una mano a quienes lo necesitan. O por lo menos, pensarlo  dos veces antes de despotricar en Twitter la evidente falta de neuronas que dejan en evidencia la nula capacidad de ponerse en el lugar del otro.