No quiero latear a todo el mundo con la típica introducción de que el email, que twitter, whatsapp y facebook han revolucionado las comunicaciones ni nada, porque a esta altura eso es un axioma y yo sería el pelotudo número uno de internet. Lo que quería hacer, era un pequeño repaso de reglas de convivencia de algunos de estos medios, porque resulta que luego de un mes completo encerrado trabajando, me topé con que medio chile quería matarme, me habían baneado de un puñado de grupos en whatsapp (eso me provocó felicidad, debo confesar) y lo que en el fondo pasas, es que cada medio tiene sus reglas propias, y si uno no las entiende o respeta, termina convirtiéndose en esa persona latera que tiene silenciada en todo porque “puta que webea“. Al mismo tiempo, quiero ponerle un especial énfasis al uso del teléfono, que me ha salvado la vida un montón de veces y porque ,con gente diciendo frases con tanta altura de miras como “Es que para qué llamar por teléfono hoy en día si hasta notas de voz puedes mandar por whatsapp” o “Prefiero usar skype antes que darle mi plata a las multinacionales”  uno lo único que se topa es con problemas

He aquí el pequeño handbook de comunicaciones con el que he funcionado actualmente.

Email.

Detesto a la gente adicta al email, porque piensa que todos somos adictos a él. Resulta que la gracia de este medio de comunicación es que puedes adjuntar información más densa o relevante para lo que quieres decirle a la otra persona. El email NO SIRVE, para pedirte que compres algo camino a casa, no sirve para avisar que en último minuto se canceló una reunión ni tampoco para decir que hay algo urgente que hacer/decir/responder porque básicamente la gente trabaja, y si hace su trabajo al menos la mitad de bien de lo que haría, el email es un elemento distractor que no DEBE revisarse más de una o dos veces al día.

De preferencia en la mañana, acompañando el primer café del día, y otra llegando de almuerzo para darle continuidad a lo que hablaste en la mañana.

Facebook messenger.

Este lo odio.

Facebook es para ver fotos de tus amig@s y gente que te gusta o cae mal, saber a qué fiestas no tienes que ir (porque coincidentemente son las que más spam mandan) y con suerte, encontrarte con uno que otro link buena onda. Si tienes respeto por ti mismo, no es para jugar farmville, hablar de trabajo o discutir con tu jefe sobre el reporte anual para el SII, enterarte de actualidad ni menos, menos para usarlo como un medio de comunicación serio.

Whatsapp

Whatsapp puede ser tremendamente útil, si se siguiera usando como se usaban los mensajes de texto hasta antes de la era smartphone.

– “Oye, asado en la mi casa, desde las 23:00, lleva chela”.

Corto, al grano y atemporal. Si lo viste, buena onda, si no, malacue.

Lamentablemente hoy en día no falta el o la pelotuda que genera conversaciones más o menos así.

– “Hola pancho, cómo estay?”

– “Bien y tú…Qué onda?”

– “Pucha, es que te quería contar que se murió mi perro”.

Ahí es cuando te preguntas qué diablos decir.

Conversar sobre lo increíble que era cachupín o las implicancias de su muerte (qué, cómo, cuándo, etc), que es lo que corresponde, es algo que puedes hacer por whatsapp (con toda la incomodidad que significan esos teclados touch para “realmente escribir”) pero que en el único contexto que puede llevarse acabo sin ser una completa molestia, es si estás esperando en una fila del SII o del registro civil, perdido en el desierto o en una playa tan fome como zapallar, porque en serio, nadie tiene el tiempo, ganas ni dedos como para pegarse al whatsapp.

El teléfono

El famoso teléfono, cuya única evolución ha sido de que pasó a ser un recurso de la casa, a un aparato que está en el bolsillo de cada uno de nosotros, se ha mantenido inmóvil por años y años como tecnología. Cuando más chico siempre lo odié, pero la culpa ahora que lo pienso, no era del teléfono en sí mismo, era de la gente que abusaba de él y se queda pegada dándote caña. Lo bueno es que esas mismas personas se han trasladado a whatsapp o l@s más ociosas no dudan en usar los p*tos mensajes de facebook.

La gracia fundamental del teléfono, es que es para información importante.

Cuando alguien tiene que decirte algo “de vida o muerte”, o que “necesita hacerse asap”, no debería mandarte un email, no debería whatsappear ni menos, dejarte un mensaje en facebook. Si te van a dejar plantad@, una persona decente te llama por teléfono. Si atropellaron a tu perro, tu mamá te llaaamaaa. Si tus compañeros necesitan que les mandes tu parte del trabajo con urgencia, tus compañeros te llamaaaan. Si alguien quiere visitarte y se siente más que ligeramente perdida, ese alguien abre su agenda telefónica, y te llamaaaa. Si el banner que te mandaron para subir al sitio hace 6 horas venía en azul #0b4f98 en lugar de #3c73b6 que exige el guideline de la marca, esa persona te llaaaamaaaa.

Ahora, la gran piedra en el zapato del teléfono, está en la gente que te llama sin saber por qué te llama, o simplemente se le olvida (:facepalm).

He tenido situaciones en las que me llaman por asuntos súper –comillas puntuales– pero la persona es tan tan distraída que termina preguntándome qué he sabido de mi profesora de matemáticas de cuarto básico para que luego de una conversación de media hora (en la que tu no dijiste absolutamente nada salvo, “ya, oye, hablamos más tarde”) , te terminen diciendo…ah, oye, “te llamaba porque quería pedirte que me mandes las fotos del cumpleaños de Pedrita“.

Para evitar que te baneen telefónicamente, sobre todo si sufres de déficit atencioanl, como muchos de nosotros, lo mejor, es que te armes en primer lugar una lista de tareas diarias, y si tienes que llamar a alguien, hazte una especie de pauta de qué cosas debes decirle, porque en serio, con el tiempo y paciencia del resto no se juega.

Un asunto totalmente distinto, es el de la “quedada telefónica“.

Hay amigos/amigas/familiares con los que uno no se ve regularmente, pero paulatinamente instaura una llamada telefónica en la que se ponen efectivamente al día de las cosas irrelevantes de la semana. Generalmente esas llamadas concientizadas de manera mutua, son realizadas como a la hora de almuerzo o a eso de las 8, para no molestar a ninguna de las dos personas. Incluso en muchos casos sirven para aprovechar tiempos muertos, como tacos o similares.

Digo. Mijita, si murió su perro, y quiere contarle a su mejor amiga (pero mucho más calmada), no le diga por whatsapp a las 6 de la tarde, donde si su amiga tiene la suerte de tener un auto, o incluso maneja una bici, probablemente se mate haciendo malabares con whatsapp para consolarla en su tragedia personal. En su defecto, llame por teléfono, así nadie terminará con artritis ni en un cajón. El manos libre hará magia en ese caso.

Por último –y con esto corto la lata que estoy dando– otra regla importante del handbook, es que si alguien llama una vez, era “por nada importante“. Si te dejan 3 llamadas perdidas, era algo importante, entonces devuelves el llamado por cortesía. Si alguien te deja 10 llamadas perdidas en un lapso de 15 minutos, mejor abre tu mensajes.app y dile a esa persona que se ubique un poquito o que esperas te estén llamando desde una UTI. Por último, si alguien te deja 30 llamadas perdidas en el lapso de una tarde, prepara tu billetera o para una golpiza, porque de seguro le debes mucha, mucha plata.

(La foto en portada es un concept sobre whatsapp de Dora Szabo en Dribbble)