Claudia Apablaza, Constanza Gutierrez, Eleonora Aldea Pardo, Arelis Uribe, Chimamanda Ngozie, Gabriela Wiener, y cuatro mujeres más.


Especimen, Eleonora Aldea Pardo

De los libros que son universalmente buenos, hay pocos que te llegan al corazón y se anidan en tus arterias haciendo un hogar para tus sentimientos. Eleonora Aldea Pardo es diseñadora de profesión y hace las letras más bonitas que puede tener tu feed de Instagram, pero también escribe palabras honestas que vienen de su experiencia como mujer, madre y creadora.

El libro está construido en torno a la noción tipográfica de espécimen, que responde a las preguntas: ¿cuál es la tipografía? ¿cómo es? ¿qué elementos la componen? ¿cómo funciona? ¿para qué sirve? Es, básicamente, el alfabeto completo hecho de una forma particular por alguien. Eleonora vio en esto la posibilidad de escribir, letra por letra, alguna experiencia que correspondiera a cada una de ellas. Así van saliendo los nombres de sus hijos y la experiencia de criarlos, su relación con su marido, el amor que le tiene a su ciudad natal, Viña del Mar, y otras anécdotas de una mujer en el 2017.

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Diario de quedar embarazada, Claudia Apablaza

Aunque sean la misma mujer, la narradora de este libro se dividió en dos para contar su historia. No, no es “El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde“, sino  un diario de vida contado en dos tiempos, el pasado y el presente, escrito por la incombustible Claudia Apablaza.

Ana está embarazada, algo que anheló por mucho tiempo y que documentó al borde la locura en una residencia para escritores en Italia. La Ana del hoy le echa una hojeada a esas tribulaciones casi sicopáticas de su antiguo yo, en los que ideó una y otra vez algún plan para quedar encinta de cualquiera. Es esa misma protagonista que se encuentra en otro punto de su vida la que mira con horror los deseos enfermizos de una mujer que es ella misma. La sorpresa está en que uno no puede escapar por siempre de eso que nos hace tan especiales.

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Terriers, Constanza Gutiérrez

Son siete los cuentos que componen Terriers (Hueders/Montacerdos), el primer libro de cuentos de Constanza Gutiérrez, narrados desde la ópticas de adolescentes y niños chilenos. Dentro de estos aparece “Arizona”, el cuento con el que Constanza ganó el primer lugar del Concurso Roberto Bolaño, en 2011. Esta es una historia contada por Pedro, un niño que ama jugar a la pelota en un peladero al que bautizaron Arizona con sus amigos, y donde otros niños, sin futuro y con ganas de sobrevivir, viven. Todo eso hasta que un día llegaron los gitanos, y tal como nos advirtió Romané, muchas cosas se pueden ir al carajo.

Es que lo especial de Terriers es la representación de Chile bajo los prismas de los más chicos, esa misma angosta y larga franja de tierra como nos encanta decirle al país en el vivimos, la cual está profundamente fragmentada. No solo porque está dividida en zonas, regiones y provincias, o porque su clima sea extremadamente disímil entre el norte y el sur, sino que nuestras vidas no son iguales dependiendo de la geografía en la que te tocó crecer. Estos cuentos retratan la vida de siete protagonistas totalmente diferentes entre si, con realidades a veces crudas y otras extremadamente concientes de lo absurdo que es crecer en este país.

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Que explote todo, Arelis Uribe

En 2016 arrasó con su primer libro Quiltras, historias protagonizados por diversas que cuentan cómo ven el mundo, a los hombres, el despertar sexual y el desarrollarse desde la clase media. Y un par de meses después, en 2017, volvió a lanzar otro libro, una hazaña que pocos pueden contar en su carrera.

Que explote todo es una recopilación de las columnas más famosas y otras innéditas de la periodista y escritora Arelis Uribe. Las columnas son las que le dieron un espacio a Arelis en los medios, las que le hicieron estar nominada al premio Periodismo de Excelencia a Mejor Columna, en 2015, y que ayudaron a catapultar el éxito de Quiltras, el cual por mérito propio es hoy un imperdible de la literatura chile. Este producto periodístico, a veces mirado en menos por otros periodistas, es complejo: no porque sean construídos por alguien y cuya subjetividad aflora en las palabras, no tienen detrás reporteo, recolección de datos y argumentación. Arelis es, además de una buena cuentista, una prolífica columnista, voz de una generación de insatisfechos que están cansados de que el sistema les pase por arriba.

Acá la conversación que tuvimos con ella.

Querida Ijeawele: Cómo educar en el feminismo, Chimamanda Ngozi Adichie

 

Querida Ijeawele es una carta que Chimamanda Ngozi Adichie, autora y feminista nigeriana, posteó en su perfil de Facebook dirigida a su amiga Ijeawele, quien le preguntó como criar a su hija recién nacida en el feminismo. Esta versión de esa carta es extendida, más explicativa y completa, donde repasa punto por punto las que le podrían ser útil.

Chihamamanda llegó a la conclusión, en 15 sugerencias, cómo educar a este nuevo ser que llegó al mundo, aunque hace una advertencia clara: “Se me ocurren algunas sugerencias para educar a Chizalum. Pero recuerda que puedes hacer todo lo que te propongo y que, aún así, no salga como esperabas porque a veces la vida tiene esas cosas. Lo importante es que lo intentes”. Una advertencia real, ya que todos sabemos que aquellos adultos que también somos hijos no somos precisamente los hijos que nuestros padres esperaron que fuéramos. La autora le pone enfasis a ciertas temáticas, como la maternidad, la partenidad colaborativa, los roles de género o el falso feminismo light que ella misma critica, pero que todo esa que ella cuenta no se transforma en nada si tu como padre no es abrazado al feminismo y que deberías pasarlo de manera orgánica y no con un montón de recetas.

Escribimos sobre ella acá.

Dicen de mí, Gabriela Wiener

Es fácil escribir de ti mismo, pero no tan fácil escuchar o leer lo que tengan que decir sobre tu persona. Como un ejercicio de memoria colaborativo, la periodista peruana Gabriela Wiener entrevistó a familiares, conocidos, compañeros de trabajo, colaboradores y hasta ex amigos para que le contaran de primera fuente sus percepciones de ella y de la relación que ambos comparten.

Crudo, crudo, crudo. Tan real que te abre los ojos y piensas “por qué no se me ocurrió a mi primero esto”. Es una forma casi científica de evaluar que es lo que has hecho en tu vida, cómo creciste, de qué manera influiste en otros y como estos te ven. Es duro de leer, otras veces no tanto, pero es honesto. Gabriela no quiere tapar lo que su hija piensa que ella es como madre o la fracturada relación que tuvo con su ex mejor amiga, menos esconder que hoy vive en una relación polígama con un hombre y una mujer (a quienes entrevista), algo que a estas alturas no es secreto para nadie. También es la retrospección de una mujer y profesional que ha vivido cosas duras y que por más hambre periodística que tenga, no va a llegar a todas esas personas que marcaron su vida, para bien o para mal.

Volver a casa, Yaa Gyasi

Originalmente publicado en inglés en 2016, este año los hispanoparlantes pudimos leer la obra debut de Yaa Gyasi de la mano de Salamandra. En esta novela de ficción histórica Gyasi recrea la historia de los decendientes de una mujer asante, un grupo étnico de la región Asante la cual hoy conocemos como Ghana, y sus aventuras e infortunios. La novela toca varios temas de la historia de Ghana y Estados Unidos, como la introducción de cacao en el país africano, las guerras entre los blancos y los asantes y la esclavitud, tanto en África como en Estados Unidos.

Los primeros personajes son dos hermanas separadas, Effia y Essi, las cuales corren suertes opuestas pero cuyos linajes se vuelven a encontrar en algún punto de los siglos siguientes. Effia nació de la violación de una mujer esclava y perpetuado por su padre Cobbe, un hombre fante y rival de la tribu asante, un día en que su progenitora le prendió fuego a la choza y escapó, donde al otro lado tuvo a su otra hija, Essi. La primera es dada en matrimonio para casarse con un militar blanco y la otra es vendida como esclava a Estados Unidos. Ambas nunca se encuentran, pero estuvieron bajo el mismo techo: una disfrutando de las comodidades del Castillo de Costa del Cabo y la otra prisionera en las mazmorras. Al final del libro, que recorre la vida de 14 descendientes, es mandatorio tocarse el corazón y agradecer haber nacido libre.

La bebedora de sangre y otros cuentos, Rachilde

Son más de 100 años, en la última mitad del siglo XIX, cuando Rachilde, el seudónimo de Marguerite Eymery, ganó notoriedad en el circulo literario francés. Una figura adelantada a su época, controversial por lo bajo, Rachilde manejaba nociones que aún al 2017 son comentadas, para bien o mal, como el travestismo, la homosexualidad, el erotismo perverso, la sexualidad libre y una fuerte predilección hacia el género masculino, ya que ocupaban lugares de poder que ella admiraba, en desmedro de las mujeres en quienes no confiaba del todo. Es por esto que pasó gran parte de su vida vestida de varón, frecuentando círculos masculinos a escondidas y disfrutando de la amistad de hombres homosexuales como Oscar Wilde, dedicando su vida a preservar y difundir su obra.

No se consideró nunca feminista, pero el legado que dejó se acerca más a este de lo que ella creía. En “La bebedora de sangre y otros cuentos”, primera traducción al español de Contes et nouvelles suivis du théâtre (1900) por Claudio Iglesias y editado por Overol, estos cuatro relatos son capaces de poner el rol de lo femenino en escenarios y lugares que no solían corresponderle, pero que resignifica de forma oscura y soñadora. Cada cuento parece una fantasía que alguna vez hemos tenido en nuestras cabezas, tan prohibidas que nos da vergüenza nombrarlas. Los personajes de Rachilde están cruzados por las desviaciones más espantosas que se te pueden ocurrir y pensar que escribió eso mismo de lo que hoy muchos autores se jactan con orgullo es una proeza que nunca Rachilde visualizó.