Ya van casi tres meses desde la convocatoria gubernamental para la exploración y producción del litio, tanto para empresas nacionales como extranjeras. Casi instantáneamente las redes sociales mostraron preocupación por el intervencionismo de otros países para explotar este recurso, del cual nuestro país tiene uno de los yacimientos más grandes a nivel mundial. Hablamos con un experto que respondió todas nuestras dudas sobre este mineral y su importancia.
El ruido sobre la licitación del litio es una bola de nieve que comenzó a tomar forma en octubre de 2021, cuando el Ministerio de Minería publicó una convocatoria para la suscripción de contratos especiales de operación para la exploración y producción de 400 mil toneladas del mineral a través de empresas internacionales, como también chilenas.
Estas adjudicaciones serán efectivas durante siete años para la exploración geológica, las evaluaciones correspondientes y el desarrollo del proyecto. Además, el plazo es prorrogable por otros dos años y contempla 20 años de producción.
Según un estudio publicado por la Comisión Chilena del Cobre (Cochilco) en 2019 fuimos el segundo país con la mayor producción del elemento, con una participación de casi 30% del total mundial.
Hablamos con Klaus Gayer, director docente de la Escuela de Ingeniería en Medio Ambiente y Sustentabilidad de la Universidad Mayor, para entender qué está pasando con el litio y las consecuencias que un acuerdo como éste tendría para la economía, el medio ambiente y los próximos gobiernos.
Antes que todo, ¿Qué es el litio, de dónde se extrae y para qué sirve?
“Primero, hay que aclarar que Chile tiene una de las reservas más grandes de litio en el mundo. Ahora, ¿Qué es? Es una sal, un elemento no metálico que tiene bastantes propiedades para la retención de energía, y además de ser mucho más liviano que el plomo, dura más tiempo en las baterías.
Se encuentra principalmente en los salares, como el de Atacama y otros de la Zona Norte del país. En esos lugares las sales de la tierra, por la evaporación del agua, se van concentrando en una costra de sal. Entre esas sales, y distintos minerales, está el litio”.
¿Qué sucede con la propuesta de la administración Piñera con respecto a la exploración y producción de litio?
“El problema, a mi gusto, no es que se de la autorización, sino que va a ser solo para sacar materia prima, en vez de sacarlo para hacer cátodos o piezas de baterías o baterías mismas. Acá se está haciendo lo mismo que con el cobre: Sacar materia prima y producir en el extranjero, y eso nos quita posibilidad de hacer mayor industria en el país. Además es una jugada arriesgada que dejaría amarrado al próximo gobierno y a los que siguen si es que va a ser con empresas externas.
Y opino que si estás haciendo algo dos meses antes del cambio de mando, es muy a última hora porque es complicado dar una licitación de este tipo, pues tiene que pasar por un proceso de evaluación ambiental por los proyectos de extracción que se harían, y eso toma tiempo. Honestamente no le encuentro beneficio al hacerlo tan encima, más que nada frena los procesos actuales en los que está el país, como el proceso Constituyente y las políticas que podría tener el próximo gobierno”.
¿Existen las herramientas para explotar y producir litio en el país?
“En Chile claramente falta bastante tecnología para poder hacer algo más que extraer la materia prima, pero aquí tenemos una oportunidad donde si se hace bien este tipo de licitación, trayendo empresas que cuenten con el capital para hacer nuevas plantas, como sucedió en Bolivia, donde ya sacaron un vehículo eléctrico propio para ciudad por hacer convenios que incluyan producción en el país. Si esto se replica también se podría llevar trabajo a sectores complicados de la zona norte, pero si solo se va a sacar la materia prima para enviarla a otro país, hacer las baterías allá y después volver a traerlas es bastante poco práctico”.
¿Es posible medir el impacto medioambiental de una extracción de esta magnitud?
“Primero, la cantidad que planean extraer es bastante grande como para afectar la zona de extracción. De partida, viene del lugar donde se sacan: los salares son humedales, que de por sí son ecosistemas delicados, especialmente en el desierto al ser el único lugar con agua y, pese a la cantidad de sal, es donde crecen gran parte de las plantas del sector, por lo que las comunidades llevan a sus animales a comer ahí, además de sacar plantas del lugar.
Para el ecosistema es un lugar importante, entonces si nos ponemos a sacar la capa de sal hay que hacer piscinas y sectores de perforación, por lo que podríamos romper algún ecosistema complejo. Se estaría sacando más agua de la que se evapora de forma natural por ser el desierto y eso alteraría este entorno que ya es complicado. Por eso hay que evaluarlo con tiempo”.