Nuestros editores se aburrieron de su retiro espiritual y nos mandaron la visión de Pousta en el recién pasado Lollapalooza Chile 2012. Fotografías de chicas, correr de un escenario a otro y una que otra pelea con los encargados del pit.
Para muchos el día sábado, es decir el primero de los dos días de Lollapalooza, era (en el papel) el más débil. La verdad es que creo que pese a no tener los headliners del día domingo, sin lugar a dudas tenía lo suyo. Llegué a ver a Pedro Piedra, y no me arrepiento de haber escogido ese escenario para partir, este artista nacional ya se ha consolidado en el cancionero nacional, y creo que es sólo cosa de tiempo para que llegue a la “masividad” y, de una vez por todas, se le de aquel merecido crédito generalizado por lo que hace. Estar en este festival así lo demuestra.
Luego me mantuve en los escenarios exteriores para ver el show de Gustavo Cordera, sí el pelado de la Bersuit, quien manteniendo la línea musical se mandó un show re prendido, y que considerando la hora y lo pesado del sol, logró que mucha gente prendiera olvidándose de los factores mencionados y entregándose al carrete y la pachanga. Muy bien por el pelado que, además, terminó en pelota el show…
Capeando un poco el calor (lo reconozco), entré al escenario de Perry, para escuchar a Ritmo Machine, que personalmente no los conocía (aquí ruego las disculpas a los fanáticos), pero que me causaron una grata impresión toda vez que era mezclaban buenos sonidos y hacían cosas entretenidas que la gente quería escuchar.
Una vez terminado, el objetivo eran Los Tetas un grupo que no veía hace muchísimo tiempo y que me moría de ganas de hacerlo. Me llamaba mucho la atención volver a ver al, originalmente, cuarteto su música… sobre todo al Rulo, a quien considero uno de los mejores bajistas de nuestro país. Pero, en esa pasada, hice una escala por Gogol Bordello, quienes con su “gipsy punk” tenían a toda la gente prendidísima afuera, pero como tenía otro objetivo, sólo escuché 2 o 3 canciones.
Qué decir de Los Tetas que no haya sido dicho, su escenario (el Alternative) estaba absolutamente lleno de un público cautivo que coreaba absolutamente todas sus canciones, debo reconocer que fue la primera vez que me prendí realmente en el día. Escucharlos de nuevo, verlos otra vez, fue una experiencia genial. Uno de los puntos altos de la jornada, sin dudas.
En ese momento, venía uno de los números que más esperé para ver (y así lo hice ver en una pequeña selección que me pidieron), estos son los Electrodomésticos. Ellos se mandaron un show de un nivel superior, excelente ejecución (no había tenido la ocasión de ver tocar en vivo a Silvio Paredes, y debo reconocer que me dejó absolutamente impresionado) y que trajo algo de rock directo a la cabeza. Otro de los puntos altos, espero que esta reunión se mantenga.
Después vino Crosses, un grupo que tenía muchas ganas de ver por todo lo que lo rodeaba, el solo hecho de saber que era una banda formada por Chino Moreno (quien no necesita presentaciones) y dos ex – Far (una de mis bandas favoritas de juventud) tocando. El show era genial, 2 bateristas tocando al unísono y una cantidad de sonidos distintos le daban una textura especial a la música. Una gran presentación, muy buenas canciones. Creo que era en el fondo la continuación perfecta de Deftones y Far, pero en una clave algo más “mística” y en un tempo más relajado. Excelente y recomendado grupo.
Terminado Crosses, eran ya las 8 de la noche, así es que corrí a ver a otro de los esperados: los Arctic Monkeys. Son una banda sólida, con un sonido muy particular que han ido imponiendo. Son poseedores de una excelente técnica, y canciones que ya a estas alturas son fácilmente identificables por la mayoría de nosotros, te guste o no el grupo. Solo les puedo reprochar la falta de cercanía por el público, pero eso no es una obligación y depende de cada grupo si hacerlo o no.
Como yo me fui a ver a Calvin Harris (para quien tengo un post distinto), la reseña de Björk la hizo una querida amiga. Su nombre es Paulina Vial. Gracias Pau!.
Por fin eran las 21:30 y sabíamos que en cualquier momento se calmaban nuestras ansias y aparecía Björk sobre el escenario, y así fue. Pasaron unos minutos y, desde el momento en que se apagaron las luces, se desataron los gritos de las decenas de miles de personas que estaban esperándola en el parque. Entre sonidos espaciales envolventes, subió al escenario un grupo de alrededor de veinte coristas y luego la islandesa, para dar inicio a una noche inolvidable. Su canción Cosmogony fue la encargada de inaugurar un concierto que nos hizo alucinar de principio a fin.
A ratos daba la impresión de estar viajando por el espacio, o de estar presenciando a seres de otro planeta, porque cada aspecto de la presentación de la cantante fue hipnotizador, desde sus movimientos, vestuario, las imágenes proyectadas en las pantallas, la corriente que volaba por el escenario, las luces, los sonidos de su música y por supuesto su voz que es tan delicada y potente a la vez, logró que realmente nos conectáramos con ese concepto de unión con el universo y la naturaleza presente en su último trabajo Biophilia. “Raise your flag and thanks for tonight!!!” Dijo Björk al despedirse, pero volvió minutos después para interpretar la gran Army of me, esta vez sí para darle fin a una noche alucinante que nos dejó llenos de recuerdos maravillosos.