Definir la obra de Gaspar Noé no es tarea fácil. El director no pertenece al grupo indie que pululan por los festivales año tras año; tampoco es un director de culto y su cine puede que no responda a lo que llamamos “cine de autor”.

Todo lo que hace Gaspar Noé es único, y puede que que existan críticas en torno a su trabajo por los elementos polémicos que utiliza, pero nadie queda indiferente a su obra. Los sentimientos que pululan incluso al ver pequeños adelantos, dan fe de ello.

El auto que comparte la nacionalidad argentina y francesa se ha convertido en algo así como el niño terrible del festival de Cannes luego de estrenar “Love” y posteriormente “Clímax”, película donde nos muestra a un grupo de bailarines bebiendo LSD con sangría revelando sus más oscuras intenciones.

Esta semana, volvió al festival francés con “Lux Aeterna”, un corto de 51 minutos protagonizado por Beatrice Dalle y Charlotte Gainsburg.

La película fue descrita por el mismo director como un “ensayo fascinante” que refleja los pormenores de realizar una película (algo así como una film dentro de un film), mostrando un pequeño, muy pequeño adelanto de lo ya estrenado en Cannes.