Desde hace décadas el MDMA más conocido como eme se ha posicionado como una droga muy amigable para el ser humano porque te pone todo tierno y querubín, para mucha gente es hoy en día un sustituto considerado frente al alcohol u otras drogas recreativas.

Incluso hay varios estudios que estudian esta droga como una que podría ayudar a tratar otro tipo de adicciones e incluso ser usada de forma medicinal, pero el problema es que la producción de MDMA está acabando con ecosistemas completos.

Se estima que 12 millones de personas consumen M de forma regular en el mundo, conformando un negocio billonario para los narcotraficantes que operan en laboratorios ilegales de Europa. Un compuesto de esta droga sintética se extrae de una especie en extinción ubicada únicamente en los bosques húmedos de Camboya.

Uno de los componentes principales del MDMA es Safrole, extraído de los bosques del sudeste asiático pese a que el gobierno de Camboya ha prohibido la tala del árbol de donde se obtiene la resina. Los bosques donde se encuentran los principales componentes para la fabricación de éxtasis, albergan a más de 30 mil indígenas que se han vistos inmersos en el comercio ilegal como una forma de subsistencia.

En cifras: para la producción de un barril de Safrole se necesita la tala de al menos 10 árboles. Earth.Com demostró junto al gobierno camboyano que la destrucción ha sido explosiva, con más de 7 mil árboles nativos talados tan solo en el último año. A este velocidad, se espera que los bosques camboyanos pierdan toda su diversidad en menos de 5 años.

Pero la situación se ha trasladado a Holanda, principal productor de la droga a nivel mundial. El día de hoy reflotó la noticia publicada por VICE sobre los efectos de los residuos químicos vertidos en los bosques neerlandeses.

El artículo muestra los peligros tras las contaminación aguda de los bosques en Brabant. La contaminación del agua amenaza con llegar hasta los ríos de uno de los países con mayor densidad poblacional del mundo: 19 millones de personas viven en un espacio comparable al tamaño de la isla de Chiloé.