A mascarilla puesta y saludando con el codo, en el Palacio de la Moneda esta mañana juró -tras una hora de retraso- la nueva ministra de Piñera. Después de la salida de Isabel Plá en marzo, 54 días sin secretaria de Estado en el Ministerio de la Mujer y Equidad de Género, te dicen algo sobre las prioridades del gobierno.
Ese asunto se vuelve aún más cuestionable en vista de las llagas frescas que dejaron los históricos números de violaciones y abusos contra mujeres y disidencias durante el estallido social; y de la violencia doméstica que comenzaba a agudizar la cuarentena en este año.
Hoy se cerró esa deuda en una ceremonia exprés, pero no como esperábamos (ni menos nos dejó satisfechxs). Se trata de Macarena Santelices, exalcaldesa de Olmué, quien renunció el año pasado a ese cargo con el objetivo de ser gobernadora regional. Porque claro, para qué seguir con la responsabilidad que demanda tu posición de poder si siempre se puede tener más poder.
Hasta dentro de Chile Vamos quedaron wtf con la decisión, desde donde alegaron que debió nombrarse a la entonces ministra interina Carolina Cuevas (RN). “Primó el cuoteo político de la UDI”, acusó la diputada gremialista Karin Luck.
Y bueno, lo de Chile-país-de-pitutos es un tema que da para largo y que calza perfectamente con la designación de una sobrina de Pinochet que pasa de ser alcaldesa de una comuna más bien lejana a la política a gran escala, y aún ahí hizo declaraciones xenófobas, a secretaria de Estado. Pero ella no está de acuerdo con ese juicio:
“No he tenido los cargos por ser hija o nieta de alguien. He tenido cargos gracias al trabajo que he demostrado a mis vecinos, desde que fui concejal, haciendo todo lo posible para sacar adelante sus necesidades”, expresó en una entrevista a Quintavisión el pasado 14 de octubre.
Algunxs denuncian que eliminó tuits de su cuenta personal. Todo político medianamente bien asesorado hace una limpieza profunda de sus redes sociales antes de asumir un cargo como ése. No tengo pruebas, pero tampoco dudas.
Desde la misma derecha, la definen como una mujer con un duro perfil UDI y le penan algunas declaraciones que ha hecho sobre la dictadura de su tío. Es la típica persona que se ubica al reconocer que hubo violaciones a los DDHH pero, oye, “también nos dejó cosas buenas, como la economía”. Porque siempre se puede ser peor una vez mencionó que “tuvo una mística”.
Mística. Chile es un país en el que violaron a mujeres con ratones y perros pero puedes decir que ese período “tuvo una mística” y de pronto te nombran ministra de la Mujer.
Francamente siento que llenar esta columna de juicios no tiene mucho sentido porque no hace falta agregar más información.
Y bueno. Piñera cerró con una frase que dice mucho de su percepción sobre el feminismo: “Esta no es una lucha entre hombres y mujeres, esta es una lucha de hombres y mujeres juntos por construir una sociedad en que tengamos plena y total igualdad de dignidad de derechos, deberes y oportunidades”.
Porque para personas como él, que ha hecho “chistes” en público sobre violación, el feminismo popular es una lucha entre hombres y mujeres. Una amenaza para su género. Es necesario, para él, desmarcar a su gobierno de “ese feminismo”.
Será por eso que nombra a personas como Isabel Plá o Macarena Santelices. Es eso, o lo hace a propósito.