A pocos días de que se prescriba el delito, es decir, el desvanecimiento de la responsabilidad penal. La fiscalía portuguesa acusó a Christian Brückner, ciudadano alemán, por la desaparición de la niña británica en 2007. El imputado se encuentra cumpliendo condena en su país por la violación de una mujer estadounidense de 72 años.

Ambos delitos ocurrieron en El Algarve, Portugal, y el próximo 3 de mayo se cumplirán 15 años de la apertura del caso de Madeleine. Es la segunda vez que hay un imputado formal en el caso; en la primera ocasión los investigados fueron los padres de la niña, Gerry y Kate McCann.

Se declaró arguido para Brückner, una situación procesal similar a investigado o imputado en Portugal. Era el principal sospechoso en el caso y actualmente se encuentra cumpliendo condena en la cárcel de Oldenburg, al norte de Alemania. 

La Fiscalía alemana informó en 2020 que Brückner vivió con regularidad en una casa ubicada entre las localidades turísticas de Lagos y Praia da Luz, Algarve. Entre 1995 y 2007. En aquel municipio la familia McCann pasaba sus vacaciones cuando su hija desapareció. 

Brückner tiene 45 años. Es rubio, delgado, de ojos claros y 1,82 metros de altura. Trabajaba esporádicamente en bares y restaurantes, pero también robaba hoteles y apartamentos turísticos. 

La policía alemana reveló que es un delincuente sexual condenado en varias ocasiones, también por abuso sexual de menores.

Madeleine McCann, apodada Maddie, tenía casi cuatro años cuando desapareció durante sus vacaciones familiares. Comenzó una campaña internacional para intentar encontrarla, y sus fotos dieron la vuelta al mundo, sin éxito.

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La policía portuguesa archivó el caso en 2008, pero volvió a abrirlo en 2012.

El primer indicio de la participación de Brückner en el delito apareció en 2013. La Fiscalía de Braunschweig, Alemania, lo declaró sospechoso y sostuvo que Madeleine había sido asesinada. 

“Asumimos que la niña está muerta”, dijo el fiscal Hans Christian Wolters, sin dar más explicaciones sobre las pruebas que demuestran lo que ocurrió.

Las autoridades británicas siguen investigando el caso como una desaparición. El rastreo del teléfono móvil del ahora imputado, indica que estuvo en la zona el día del crimen. La policía alemana pidió la colaboración ciudadana para seguir recopilando pruebas contra Brückner.

El abogado de Brückner, Friedrich Fülscher, ha asegurado a los medios alemanes que la imputación de las autoridades portuguesas pretende interrumpir “la prescripción, que es inminente en unos días”. 

La Fiscalía alemana todavía no ha acusado formalmente al sospechoso por los hechos.

Las autoridades investigan también la violación de una mujer irlandesa en el apartamento turístico donde se alojaba de vacaciones en Portugal en 2004, el abuso sexual de una niña alemana de 10 años en la playa en 2007 y otro abuso sexual de cuatro niños en un festival en São Bartolomeu de Messines en 2017.

Cargos contra Christian Brückner

Según la revista semanal Der Spiegel, Brückner fue condenado por abuso de menores por primera vez en 1994. Cumplió dos años de cárcel, pero huyó con su novia al Algarve. 

Fue extraditado por Portugal y cumplió condena en Alemania, pero después volvió a Portugal, donde se dedicó a trabajos esporádicos de camarero o vendedor de coches que combinaba con los robos. Fue sorprendido robando diésel en un puerto y condenado a varios meses de cárcel.

Fue condenado nuevamente por abuso de menores en 2016, pero volvió a huir a Portugal, de donde fue extraditado en 2017. 

Christian Brückner

En diciembre de 2019 fue condenado por la violación de una mujer estadounidense en 2005. Los investigadores pudieron probar su responsabilidad tras el análisis de ADN de un pelo encontrado en la habitación de la mujer.

Brückner volvió a aparecer en los medios de comunicación debido a que envió una carta al Ministerio de Justicia en la que se quejaba de sus condiciones en la prisión de Oldenburg y de las amenazas de muerte que recibe constantemente de otros presos. 
Una inspección de su celda descubrió que tenía escondida una cuchilla de afeitar y ocho “pinchos de madera resistente”, reveló Der Spiegel. La evaluación interna al imputado concluyó que tiene “rasgos psicópatas”.