Felipe Osiadacz y Fernando Candia están acusados de homicidio. Sus familiares insisten en que fue un acto de defensa propia y que nunca le quisieron dar muerte a su agresor.
La historia rondaba hace meses como una especie de rumor y finalmente ayer se destapó y se confirmó. Había, hay, dos jóvenes chilenos detenidos en Malasia arriesgando ser condenados a pena de muerte acusados de homicidio.
Mientras lees esto, Felipe Osiadacz y Fernando Candia están a punto de cumplir siete meses en “Sungai Buloh Prison”, la cárcel más grande de Malasia, esperando un juicio.
La información que existe respecto a lo qué pasó es básicamente esto. Felipe y Fernando, oriundos de la Quinta Región, se encontraban de viaje y trabajando por el programa Working Holiday en Nueva Zelanda. En un descanso decidieron viajar a Kuala Lumpur, capital de Malasia. Una de esas noches los amigos andaban recorriendo el lugar cuando se toparon con una pareja que según relató una prima de Fernando vía Facebook, “los atacó bajo el efecto de alguna droga”.
Según el relato, Fernando salió en defensa del joven atacado y “al inmovilizar al atacante le dio un paro cardíaco”. Esa misma noche fueron detenidos, pero según el testimonio de la familiar, solamente hace un mes lograron que saliera la autopsia del fallecido y que sería una prueba que podría ayudarlos en el juicio, donde buscan que su condena no sea la de muerte, probando que el homicidio no fue intencional y que fue algo más bien accidental.
“Como familia hemos podido comunicarnos a través de cartas y hace dos meses tuve la suerte de recibir un llamado telefónico de él, mi corazón saltó de alegria, y lloré, lloré mucho”, reza el sentido mensaje posteado a solamente días de que se inicie el juicio en su contra, proceso que se iniciará el 29 de mayo.
El resto de los familiares han optado por el silencio durante los meses de angustiosa espera. Temen que si el tema se hace público podría jugar en su contra. “Ellos están destrozados y cualquier declaración podría ser fatal”, expresó un cercano al diario La Tercera. Sin embargo, el día de ayer Ruben Parra, identificado como amigo de los jóvenes contó a Mega sobre las terribles condiciones en las cuales están viviendo los muchachos como prisioneros.
“Cuando llegan a la cárcel, Felipe estuvo cinco días hospitalizado porque llegó totalmente descompensado y después de esos cinco días estuvieron tres meses durmiendo en el piso. Ellos han bajado 15 kilos cada uno. Están en unas condiciones que nadie se puede imaginar. Cuando llegó la familia allá con cita predeterminada, llegaban a la cárcel y les decían que no, que se cancelaban las visitas. Además, les tenían el correo restringido, no podían recibir absolutamente nada de la familia”.
El senador de Renovación Nacional, Francisco Chahuán, quien fue contactado por Fernando Osiadacz Larramendi, padre de uno de los chilenos detenidos, contó a La Tercera más detalles del hecho. “Los venía siguiendo una persona al hotel. Ellos logran entrar al ascensor y finalmente se produce un forcejeo. Mientras piden a la persona de recepción que llame a la policía, lo tienen sostenido y finalmente termina asfixiado”, relató el parlamentario, que además asegura que no se han respetado las garantías procesales del caso, que han estado 7 meses en condiciones precarias, y que existe un video que prueba que su actuación habría sido en legítima defensa.
Lo que tiene a los familiares de los jóvenes detenidos con el alma en un hilo es que en Malasia no existe diferencia legal entre un cuasidelito de homicidio y un acto con premeditación. Y en redes sociales circula la historia del boliviano Victor Parada, que fue condenado a morir en la horca acusado de tráfico de drogas.
El senador Chahuán declaró también que las gestiones de Cancillería han sido insuficientes, pero desde ese departamento aseguraron a los medios que están haciendo todo lo que está a su alcance.