Ayer el día estaba súper agradable, temperatura ideal para realizar un paseo dominical por diferentes partes de la capital.
Por suerte existían varios panoramas que desde temprano me tenían despierto, entre los cuales destaco la feria de vinilos de los chicos de Celadores, buenísima instancia.

Todo marchaba bien, como último destino era ir a dar una vuelta al forestal, pasar al Bellas Artes a ver la muestra de Sergío Larraín y ver si había algo choro para comprar en la feria de las pulgas del parque. Cuando voy llegando, noto algo raro, mucha gente, mucho hermanito, mucha bandera de Etiopía con Bob Marley al viento, mucho djembe, y claramente mucho olor a marihuana.

¡Claro, estaba en la marcha de la despenalización de la marihuana! y por mi ignorancia no sabía de su existencia.

Hasta ese minuto, todo OK. Comencé a avanzar entre la multitud y todo, cada vez, se tornaba más asqueroso.

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Miles de personas totalmente curadas, gente borrada y volada que daba pena, borrachos molestando y meando donde les tincaba, todos ellos con bellos polerones y chalecos altiplánicos y cintillos con frases como “Cultiva tus derechos”.

Entonces lo primero que pienso: ¿Y donde están mis derechos de que un tipo no me moleste? ¿Donde está el derecho de transitar libremente por la calle sin tener que esquivar a gente rancia, meada y escupiendo para todos lados?

No tengo ningún problema con la gente que consume cualquier tipo de drogas pero creo que un postulado que para mi es casi una filosofía de vida es la frase de Jean Paul Sartre:

“Mi libertad termina, cuando empieza la de los demás”

¿Por qué esta gente no respeta la individualidad de los demás?

Sigo avanzando, y veo a dealers vendiendo marihuana a todo ser que posea un par de billetes, sin conciencia si el comprador es un menor de 14 años. Luego veo a madres embarazadas tiradas en las cunetas con guaguas al hombro y un pololo borrado compartiendo con mas “socios“.

La lata de chela, primero en la mano y luego tirada al piso era casi una alfombra que recorría las cuadras del parque… ¿y qué pasa con “el medio ambiente”?.

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Estoy de acuerdo con la despenalización por cultivar, ya que creo que es una primera medida para terminar (un poco) con la mafia imperante de las poblaciones y que tiene intranquilos a los vecinos trabajadores, pero por favor seamos conscientes y que si de verdad se quieren realizar cambios en la sociedad, se tiene que operar con el ejemplo y demostrar que la libertad al actuar no es sinónimo de weviar.

Esta fiesta cultural de los derechos es súper linda en sus postulados, sobretodo para la foto del inicio de la marcha con el compañero MEO liderando, pero en la práctica no es mas que una excusas para ir de fiesta un domingo a dar jugo a la plaza y hacer que los fachos que se oponen a la despenalización tengan muchas más excusas y razones para atacar y reprimir.

PEACE.