Los evangélicos odian Halloween y esa es una razón de sobra para que se convierta en mi fiesta favorita. El término de octubre es también recibir el verano y sacar resoluciones sobre un año que despierta nuestras nostalgias (y cómo no, también las frustraciones por todo aquello que no hicimos).

Pero lejos de realizar una alegoría latosa sobre cómo Halloween marca el inicio del fin del 2019, debo hacer ahínco en un tema: la proliferación del cine de terror.

En los últimos tres años hemos tenido joyas que se han convertido en nuevos clásicos: Get Out, Silence, Hereditary, A Quiet Place, Bird Box, The Witch, It Follows, Us y Midsommar.

A este fenómeno le sumamos “Hill House”, donde vemos la relación tortuosa de una familia tras vivir diversos tétricos acontecimientos en una mansión embrujada. La serie se convirtió en un fenómeno inesperado, haciendo que Netflix pusiera todavía más ojo en el nicho del horror. Por eso, y justo cuando la plataforma va a la baja respecto a la calidad de sus producciones, nos sorprende una vez más con Marianne.

Imagina esto: desde que eres adolescente, sueñas con una bruja que te atormenta noche tras noche. Escribes libros sobre estas experiencias y te haces rico. Todo bien hasta que en un giro inesperado, te das cuenta que tus sueños en realidad son verdaderos y que la bruja tiene sed de más y más textos.

Esta es básicamente la premisa de la serie francesa (recomendamos ver en su idioma original para no perder la calidad de las actuaciones), desarrollada en el pueblo ficticio de Elden.

Es una serie impecable, de muy buena calidad, y si bien no se trata de uno de los platos fuertes de Netflix, no ha podido pasar desapercibida por la crítica. Por esta razón (y si no te da miedo dormir solx), recomendamos completamente esta producción que se transformará en la mejor previa para celebrar halloween (instálate a verla antes de que los críticos arruinen su trama con los spoilers).