Tiberio tendría un destino fatal. El pequeño erizo seguramente correría la misma suerte que enfrentaron los otros erizos de su anterior dueño: una muerte por negligencia y maltrato. Pero una cadena de contactos hizo que su historia llegara a oídos de Emilio, quien se transformó en su nuevo compañero de vida y le brindó una segunda oportunidad, en la que ambos construyeron un hogar.

“Fue amor a primera vista”, así describe Emilio Ramírez (27) su primer encuentro con Tiberio, un erizo de tierra que llegó a su vida cuando tenía un par de meses, mientras escapaba de una realidad de maltratos y, probablemente, un desenlace fatal. 

Cuando su hermana lo contactó en 2019 para contarle la historia del pequeño, Emilio no lo pensó ni un segundo y, junto a su pareja de ese entonces, partieron a la ciudad de Viña del Mar a buscar al nuevo integrante de la familia.

Cuando Emilio se enteró de la historia del pequeño erizo, viajó a Viña del Mar para encontrarse con él y así rescatarlo de un peligroso futuro.

Era la primera vez que Emilio se iba a hacer cargo de una mascota, si bien tuvo perros y gatos durante su infancia, nunca había sido completamente responsable de otro ser vivo. El temor se hizo presente, pero las ganas de darle una buena vida a este pequeño fueron más potentes que eso.

La conexión fue inmediata cuenta el humano y si bien el primer contacto fue un poco tenso, debido a la actitud reacia que mantenía Tiberio frente al ser humano en general, este no tardó en resguardarse al interior de la chaqueta de Emilio, ahí ambos supieron que eran el uno para el otro. “Nunca había experimentado lo mismo con otra mascota, es una pieza muy importante en mi vida hoy en día”, comenta emocionado el periodista.

Los erizos en general tienden a tener problemas de salud, su esperanza de vida ronda los siete años y son considerados una de las tantas especies exóticas que las personas suelen adquirir como mascotas y que necesitan además cuidados especiales. “Meterme en el mundo de los animales exóticos fue un tema. Fui descubriendo de a poco, al principio era todo muy novedoso y hoy ya soy un papá sabelotodo en temas de erizos”, cuenta mientras le ofrece a Tiberio un par de gusanitos y grillos secos como snacks.

En su hogar, Tiberio cuenta con ruedas y juegos para hacer ejercicio y así mantener su salud.

Lo único que conservó Tiberio de su antiguo hogar fue el nombre, su salud se restableció por completo, no así la confianza en las personas que la sigue trabajando después de varios años de haber dejado su vida de maltrato atrás. “Venía con un diente partido y una herida en la nariz. No será la mascota más efusiva o expresiva y aún así lo quiero como es y me encanta que sea así, eso jamás lo voy a poner en duda. Aunque sea tímido y viva en su mundo, para mí es único”.

La pandemia fue definitivamente lo que los unió como compañeros. Emilio terminó su relación de pareja y desde ahí en adelante fueron solo los dos. Ahora son uña y mugre. Él mismo construyó su casa, uniendo varias cajas de plástico e implementándolas con ruedas y juegos para que Tiberio mantenga la vida fitness. Cuando el periodista vuelve del trabajo, lo encuentra jugando y recorriendo sus espacios.

En este camino de felicidad que han recorrido juntos han habido algunos tropiezos, y es que al ser un animal tan delicado, Tiberio ya ha tenido que enfrentar dos operaciones, una castración debido al tamaño de su próstata y la extracción de un tumor en su boca que no lo dejaba hacer su vida normal. Pequeños sustos que ambos han tenido que enfrentar, pero que han tenido un desenlace positivo.

Emilio y Tiberio han desarrollado una relación personal y única, en la que se acompañan el uno al otro.

Al preguntarle a Emilio si Tiberio abrió la puerta para la llegada de otros erizos a su vida en un futuro, nos respondió lo siguiente: “Para mi yo creo que el Tiberio es único en mi vida y siento que va a ser mi único erizo. No tendría otro para reemplazarlo o llenar un vacío. Él llegó en un momento especial y con eso me quedo”.

La relación de ambos es sin duda digna de admiración, donde tanto Emilio como Tiberio se nutren día a día de enseñanzas del otro. Según Emilio la más importante que él ha aprendido es, aunque suene cliché, “adopta, no compres”. La llegada de Tiberio a su vida le demostró que hay animales de todas las especies que necesitan ese cariño y que, a su vez, son capaces de brindar mucho amor de vuelta, “el que me haya abierto la mente de la importancia y el cariño que significa en tu vida una mascota es una de las enseñanzas más grandes que me pudo entregar”, concluye.