Una reflexión sobre cómo el programa fue el epitome de la moda del 2000, ayudó a adolescentes a darse cuenta de su inminente homosexualidad, pasando por fomentar el desarrollo de varios tipos de danza hasta ser la banda sonora de la decadencia nostálgica. Recordamos con mucho cariño a Mekano, aunque probablemente nos fundió el cerebro irreversiblemente.

team mekano

A comienzos de la década del 2000 no pasaba absolutamente nada bueno en el canal 9, o mejor dicho el Mega. Hola Andrea, Cara y Sello, Morandé con Compañía eran sus únicos “aportes” a la sociedad, pero Mekano, un humilde programa juvenil, logró convertirse en uno de los mejores programas del ya-no-tan indecente canal. En una época en la que el rating del horario de la tarde se dividía entre teleseries mexicanas y venezolanas, Mekano llegó a deleitarnos y fundirnos el cerebro con lolas hermosas y ligeras de ropa, hombres musculosos, gomitas y baile.

Disclaimer: Sé que muchos eran fanáticos de Rojo Fama Contra Fama pero no hablaré de eso porque siempre creí, incluso a mis nueve años, que era la versión fome y cartucha de Mekano. A las 6 de la tarde queríamos ver a Carlita Jara mostrando el colaless, no a la rancherita cantando.

Los dramas

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Kathy Barriga perdonando mil veces a Ronnie Dance, Vivi con Fabrizio, el bello amor de Karen Paola con Juan Pedro y todos los momentos dramáticos, rupturas y vueltas con una gomita y beso obligado incluidos. Gracias a Mekano, “Dime que otra cosa puedo hacer” de Luis Fonsi fue la canción con la que todos soñamos dar nuestro primer beso. 

Las producciones musicales

Karen Paola, Rigeo, Café con Leche, la única parte de la carrera de Ximena Abarca que realmente vale la pena. Todos estos próceres de la historia de la música pop de nuestro país se lo debemos a Mekano. Jamás olvidaré el himno a las frenemies: “No por él”.

La ropa (o la falta de)

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Mi mamá no me dejaba ver Mekano por muchas razones, entre ellas la falta de ropa. Menos mal el feminismo no sonaba muy fuerte en la época o nos habría arruinado la diversión a todos (no me peguen, es una broma). Petos strapples, breteles transparentes, faldas de cinco centímetros de largo, pantalones con un tiro de dos centímetros, colaless constantemente visibles, botas blancas y el pelo bien aceitoso. Gracias por todos esos looks y trencitas.

El axé

No recuerdo cómo ni cuándo pero de un día para otro el patio de todos los colegios del país se llenó de niñas y niños aún en el clóset (o que quizás ni siquiera sabían sobre su homosexualidad) bailando en perfecta sincronía las coreografías de un nuevo estilo de baile: el axé. Fueron dos años cortos pero intensos, que hasta el día de hoy se repiten a las 3 de la mañana cuando el carrete se empieza a poner decadente. 

El reggaeton

No es que Mekano sea el culpable del boom del reggaeton en Chile, eso iba a pasar de todos modos, pero vimos los primeros indicios de lo que se venía. Papi Chulo, Látigo y básicamente todo el Mix Ragga eran reggaetones en construcción. La Gata, de Nicky Jam, solo demostró que ya no había vuelta atrás. Básicamente, Ronnie Dance inventó el bellakeo.

El baile

Me atrevería a decir que el 90% de las niñas entre 7 y 17 años bailaron las coreografías de Mekano en el patio del colegio, con el CD comprado en la feria o grabado por el hermano mayor que sabía usar Nero, todo en la radio de la profe de inglés que se paraba a cada salto. A Alex Hernández no solo le debemos una formación errática de nuestra identidad de género, sino que también le debemos la coordinación.

A Viñuela no lo extramos. A Ronnie Dance en el fondo tampoco. Chabe, endereza tu camino, mereces ser feliz. Gracias por el daño irreparable Mekano. 

https://www.youtube.com/watch?v=wC7RNGMRHUo