Merli, una joyita escondida en Netflix, es una serie que trata el conflicto que provoca descubrirse homosexual, no desde lo social, sino desde lo íntimo.
“Aquí es un fenómeno de masas”, me contestó un amigo desde Barcelona cuando le conté que estaba viendo esta serie catalana. Fueron tres días los que demoré en terminar la 1ª temporada de Merlí, disponible en Netflix
Trece capítulos que muestran las clases de Merlí Bergeron, un profesor de filosofía bueno para comerse a las colegas y que vive con su mamá (una actriz aparentemente reconocida en el pasado), que debe lidiar no solo con las realidades de sus alumnos sobrecargados de hormonas, fiestas y los clásicos dramas de esa edad que a veces no son tanto drama, sino que también con Bruno, su hijo y alumno, que hace danza en secreto y que pareciera verse atrapado en su instituto por ser visto como el “hijo de”.
Lógicamente no es la primera serie que toca el tema gay, es verdad, pero si antes (en un pasado no muy lejano) salir del clóset se tomaba principalmente desde el bullying sufrido o desde una escena típica de un padre militaresco que echa de la casa a su propio hijo después de haberlo pillado con su “amigo” siendo más que amigos, Merlí enfoca ese descubrimiento íntimo desde un contexto social en el que ya no se cuestiona “si es correcto o no” ser gay sino que desde que el único que lo cuestiona es quien está asumiendo su atracción hacia los de su mismo sexo.
Por otra parte, los videos sexuales filtrados (tan clásico de ahora en los tiempos de Whatsapp y Tinder), el amor adolescente, el choque entre la heteronormatividad y “tener plumas” (como ahí mismo se define), esa competencia casi estúpida de no solo dar el primer beso sino que también de dejar de ser virgen o los problemas financieros y padres estrictos, son algunos de los otros temas que tocan estos capítulos que llevan por título los nombres de reconocidos filósofos.
Es una serie que me hubiera gustado ver cuando estaba en el colegio, una serie que me hubiera encantado que haya existido cuando estaba en el colegio. Envidio a quienes ahora cursan 3º o 4º medio y tienen la posibilidad de llegar a su casa, poner Netflix y disfrutar de esta historia.
Una serie que se debe concentrado y que quizás hará que más de alguno se interese por el catalán o que busque fotos en Google de Bruno, Pol o el personaje con que más te sientas representado.