Mis discos del 2016: pubertad punk y sensibilidad metalera

Hice para tí una lista en Spotify para revivir la pubertad pero sin depresión, negativismo y angustia, sino con fiesta, sarcasmo (y quizá un poco de pena, igual).

Reconozco que este año tuve un encontrón de frente con la pubertad. Carreteando como si tuviera 15 de nuevo, escuchando los nuevos discos de blink-182Sum 41 en la pieza como un pendejo emo, volviendo a hacerme adicto a los Tony Hawk, drogas y emociones, ver la serie Workaholics y películas como EuroTrip con ganas y un largo etcétera de otras weás bacanes. Y encuentro que ha sido la raja, la pubertad debiera ser para todos como la época del orgullo máximo; bacilera, extrovertida y (un poco) sensible.

Admito al mismo tiempo que soy un perkin de la música y que este 2016 en particular me encontré con muchos discos que inflaron mi neo-pubertad o período de volver a sentirme un pendejito. Punk, metal, garage y emo fue casi todo lo que escuché con ganas este año. Ojo, no digo que todo esto sea música exclusiva de puber o pendejo. Sí encuentro que me ayudaron a volver a sentirme como adolescente con espinillas, frenillos, mala suerte en los carretes y con las minas. Pero, ahora con años de distancia y más “perspectiva”, todo ese lado “malo” de la pubertad se convirtió en buenos carretes, buena gente, minas bacanes y buena onda en general. Así que ahora, en el típico “balance de fin de año”, comparto mi soundtrack puber 2016.

Por el lado punketa más nostálgico me quedo con muchísimos discos nuevos y bacanes. De partida, ‘California’ de blink-182 fue como volver al colegio, poner el disco en la radio, mandar a la chucha caleta de weás y carretear con los amigos. Desde el video de “She’s out of her mind” que me emocionó al toque por el tributo a “What’s my age again?” hasta las canciones más la raja como “Sober” y “Teenage satellites” que hablan de más o menos lo mismo que blink-182 ha hecho (bien) siempre. Fue como que Travis Barker y Mark Hoppus me hubieran dicho a la cara “Weón, seguimos vivos, cantamos la misma weá de siempre y sabemos como te sentís… tenís claro que somos tus ídolos”. Lo admito, soy un emo. Y con eso, los discos nuevos de Sum 41, NOFX, Descendents y Jimmy Eat World me dejaron también marcando ocupado. Lo depresivo del ’13 Voices’ de Sum (con canciones como “Fake my own death” o “A murder of crows”) se sumó a lo introspectivo del ‘Integrity Blues’ de JEW y a la rabia punk skater del ‘First ditch effort’ de NOFX y ‘Hypercaffium Spazzinate’ de los Descendents: un cóctel perfecto para combinar con las tardes de cervezas, mota y competencias en el Tony Hawk Underground. Perfecto.

Pero además de este revival del pop punk de los 90s y 00s, las bandas nuevas no se quedan atrás. Los mejorcitos de este 2016: ‘The dream is over’ de PUP, ‘Teens of denial’ de Car Seat Headrest y ‘Turn to gold’ de Diarrhea Planet. Si tuviera que resumirlos sería algo así como que el emo volvió a tener el mismo respect de antes. Las tres bandas tocan pop punk y emo rápido, con hartas ganas y letras de canciones que apuntan a tus sentimientos más antisociales, depresivos y ansiosos. Son tres discos que valen mucho la pena, con el sello de “emo is the new cool” o “emo’s not dead”. Muy recomendados.

Con el metal siempre pasa que me acuerdo de Rob Zombie diciendo en una entrevista: “El metal es para toda la vida, no te quedas sólo con ese verano en el que eras fanático de Slayer”. Palabras muy ciertas pero que se tergiversan muy fácilmente cuando entra la competencia de quién es el metalero más “true” u “original”. Pichula con eso; para mí el metal es la raja y no me puede importar menos si es que fui o no a tal concierto, tengo o no la polera de X banda o cualquiera de esas weás. Lo cierto es que este año sí hubo muy buenos discos de metal que valen la pena mencionar para escucharlos y sentirse terrible duro o hardcore, afirmar que no eres un poser o poder meterle tema de conversación a los metaleros del Bar Óxido.

Por el lado más dureque me quedo con ‘Thus Darkness Spake’ de los noruegos Teloch. Asociados con el black metal de la onda de Mayhem, Myrkur y Gorgoroth, este disco es oscuro, crudo y brutal, para esos momentos más angustiosos o depresivos. Total, es black metal noruego, el tipo de música que es especialista en hacerte sentir todo el peso de la existencia encima tuyo. Este año pude armar un post sobre el “nuevo” black metal en POUSTA que hablaba un poco de esos sentimientos más angustiantes que empiezan a aparecer en todas las “épocas musicales” y el metal no se queda atrás en este sentido: quizás la fuerza que ha tomado el género en este último tiempo tiene que ver con la situación mundial actual de guerras, Trump, Brexit, crisis de inmigrantes y un largo etcétera de “problemas” en un panorama cada vez más cuestionable y oscuro para la humanidad.

Además de los noruegos, tengo que admitir que empecé a conocer un poco más de cerca los extremos del grindcore y el hardcore, los que también han agarrado vuelo últimamente. En particular, me quedo con Pig Destroyer y su ‘Painter of Dead Girls’ (el nombre más la raja para un disco jajaja), porque esta es una banda que llevo siguiendo desde hace poquito después de escucharles un tremendo single para Adult Swim y algunas canciones en los Tony Hawk (sí, sigo viciado con el jueguito). Con Pig Destroyer es pura volada aggressor, de patear cráneos, gritar y estar todo loco y duro. Además de ellos, me quedo con una banda que se llama NAILS y su disco ‘You Will Never Be One Of Us’; después de leer una reseña de uno de sus conciertos en Los Angeles y ver un par de videos en vivo, me quedó claro que esta es una banda que, en Chile, dejaría la pura cagá en un concierto, porque el público chileno es lejos el más apañador sobre todo en este tipo de música.

Con estos discos en cuenta y algunos otros que me dio paja mencionar, dejo la siguiente lista en Spotify para que me apañen en este revival de la pubertad más genuina: en vez de depresión, negativismo y angustia, démosle paso a carretear, al sentido del humor, pasarlo bien y reírse de uno mismo y de esas fotos viejas de fiesta de graduación, viaje de estudios, espinillas y el pelo largo y feo.

 

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