Aunque suena terrible, es algo que nuestras autoridades no tienen del todo claro.

“Para reformar el Código Penal, una comisión mandatada por el gobierno propone modificar la forma en que se penaliza la violación. En el año del feminismo, la comisión la integran sólo hombres y hacen una propuesta insólita”, así comienza la más reciente editorial de Mónica Rincón.

Está explicando algo que es dificil de entender. Por algún motivo, por alguna razón, el gobierno quiere dividir los delitos de violación en dos:

“Que haya dos tipos de violación. Uno: violación mediante agresión sexual con pena de entre 5 a 10 años y violación por abuso castigada con 3 y 7 años. El primer tipo de violación implica violencia física y el segundo tipo casos en que la enajenación o trastorno mental o la privación de sentido que impida resistir”, así tal cual lo dice Rincón es lo que el poder ejecutivo pretende hacer.

Cómo tu o como yo o como cualquier ser humano con la cabeza bien encaramada encima del cuello, la periodista de CNN se cuestiona lo siguiente:

“¿De qué estamos hablando? ¿Qué pasa por la cabeza de quienes proponen esos cambios? ¿Si alguien está paralizada y no se resiste es menos grave que si logra defenderse?”.

 

Y acá, luego de exponer hechos y plantear una pregunta, Mónica Rincón da una clase magistral de periodismo de opinión.

“No me voy a cansar de decirlo, el sexo que no es consentido es violación. A secas, sin apellido. No hay violación violenta y violación no violenta porque este delito por definición lo es, porque una cachetada puede ser tan agresiva como una amenaza o como que tomen tu cuerpo inconsciente para obligarte a una relación sexual. Porque no hay muy víctimas y poquito víctimas”.

Ahora, por si creías que la situación no era lo suficientemente absurda y sádica, Rincón te cuenta que es todavía más grave, porque te recordamos que el mismo proyecto tiene una arista que según Karol Cariola se sitúa “al borde de la pedofília”.

“Lo único que puede ser más grave es forzar a un o una menor. Y, desagradable sorpresa, a esta masculina comisión de abogados se le ocurrió que la edad para el consentimiento debiera ¡disminuirse de 14 a 12 años!”

“O sea, para estos letrados tienen discernimiento para tener sexo, antes que discernimiento penal o antes que puedan optar a un cambio de sexo registral, en el caso de niños trans. Increíble”, reflexiona.

Es que lo que es literalmente increíble es que tengamos que siquiera estar discutiendo esto. Como si fuera la edad media.

La conclusión de la editorial al menos termina con una luz de esperanza, una muy cándida luz, pero hay, y es que el Ejecutivo se de cuenta de la atrocidad que está haciendo:

“A los 12 años una niña o un niño siguen siendo eso: niños. No tienen ni de cerca la madurez para consentir una relación sexual. Y el gobierno, que ha aclarado que aún se trata de una propuesta y no de la postura definitiva del Ejecutivo, tienen la posibilidad de tomarse en serio en esta materia que los niños están primero también a la hora de protegerlos”.